Lo bueno y lo malo del teléfono celular

Los altos niveles de comunicación encontrados por la investigación de la Oficina Nacional de Estadísticas en la sociedad dominicana a partir del teléfono celular, en más del 90 % de la población, debería llevar al planteamiento de la pregunta siguiente: ¿cuál es el uso más recurrente que se les da a estos aparatos?
También es notable, de acuerdo con la encuesta Enhogar 2024, los niveles de conexión a internet.
Muchos de los teléfonos en uso en la población son verdaderas computadoras desde los que se puede hacer de todo, y esto es bueno.
Pero es posible que un muy alto porcentaje de los contenidos que la gente ve y envía por estos artilugios sea poco menos que frivolidades.
Algunos, desde luego, usan estos teléfonos para trabajar.
Entre quienes utilizan sus celulares como herramienta de trabajo no todos lo hacen sobre un escritorio, recostados en un sillón o tendidos en una buena hamaca.
Cientos, tal vez miles, de motociclistas recorren cada día calles y avenidas de la Capital, Santiago y otras ciudades, hablando y mirando una pantalla con un localizador en un mapa para entregar comidas o documentos.
El desenvolvimiento de estos acróbatas de las vías públicas, con la inexplicable capacidad para leer en una pantalla mientras zigzaguean entre otros vehículos de motor en movimiento, es una de las causas de la inseguridad en el tráfico que tal vez resulten más difíciles de tratar.
Según estadísticas del Observatorio de Seguridad Vial, en el año 2024 fueron registradas en el país 3,254 muertes por accidentes de tránsito, un aumento de 4 % en relación con el año anterior, cuando fueron contadas 3,128.
¿Estarán hábitos como el de conducir sobre dos ruedas y mirar la pantalla de un teléfono celular en la base de estos altos niveles de siniestralidad?
Los indicios mueven a pensar que sí.