Llover sobre mojado

Llover sobre mojado

Llover sobre mojado

Resulta irónico tener que introducir esta opinión editorial reconociendo que estamos “lloviendo sobre mojado”, expresión que se usa para dejar sentado que se trata de una reiteración.

Pues, efectivamente, vamos a referirnos a un tema que hemos tratado recientemente, el de la tremenda sequía que afecta el territorio nacional.

El fenómeno climatológico no solo afecta la región Noroeste, sino toda la geografía nacional, aunque los mayores daños se hayan registrado en esa parte del país.

La falta de lluvia ha llevado a niveles críticos el almacenamiento de las presas y ha carenciado el agua para regadío y generación de electricidad.

Las autoridades, como mandan los protocolos, han priorizado el consumo humano en el uso del agua almacenada en las presas.

s decir, hay agua en las tuberías que la distribuyen para las familias. Esa misma red distribuye el agua para otros usos, como lavaderos de vehículos, limpieza doméstica, regadío de jardines, llenado de “jacuzzi” y piscinas y otros más por el estilo.

Aquí viene el tema de la conciencia.

No estamos en condiciones de usar agua en esas otras actividades, pues cada gota se necesita para otros fines más vitales.

Mortifica saber que los ganaderos del noroeste, los productores de tomate, arroz o habichuela estén atravesando una crisis por falta de agua y que en las urbes se tome el líquido para regar jardines, lavar carros, limpiar los frentes de las casas o darle uso recreativo.

Cada gota de agua tiene que ser usada para lo indispensable y hay que reusar la que se pueda reusar.



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