Linfomas detectados a tiempo se pueden curar

Linfomas detectados a tiempo se pueden curar

Linfomas detectados a tiempo se pueden curar

El diagnóstico se sospecha por la presencia de nódulos en cuello, axila o ingle, que se palpan o se ven a simple vista.

El linfoma es un tipo de cáncer del sistema linfático, el cual es una barrera de defensa compuesta por más de 2,000 ganglios conectados por una red.

Santiago Collado, hematólogo y oncólogo clínico de los Centros de Diagnóstico, Medicina Avanzada y Telemedicina (Cedimat), dice que esta gran red está compuesta por vasos linfáticos, las amígdalas, el bazo, el timo, la médula ósea y el tejido linfoide que se encuentra diseminado en todo el tubo digestivo y un tipo de glóbulo blanco llamado linfocito.

Indica que estos linfocitos pueden ser tipo B, que ayudan a combatir las infecciones o tipo T que nos protegen frente a los virus, hongos y bacterias, además de orquestar la respuesta inmune.

Collado explica que cuando se habla de linfoma se refiere al cáncer del sistema linfático, y como ocurre con cualquier otro tipo de cáncer, este aparece cuando se produce una multiplicación descontrolada de las células que conforman estos tejidos.

Existen más de 40 tipos de linfomas, que se dividen en dos grandes grupos: linfomas de Hodgkin y linfomas no Hodgkin.

Tipología

El linfoma de Hodgkin se origina de un tipo anormal de linfocitos B, conocidos como células de Reed-Sternberg, mientras que los no Hodgkin pueden tener su origen tanto en los linfocitos B como en los linfocitos T.

“Globalmente, en orden de frecuencia de los cánceres, el linfoma no Hodgkin ocupa el lugar 12, con unos 500,000 casos diagnosticados en el año 2018, mientras que el linfoma de Hodgkin ocupa el lugar 27, con 80,000 casos en ese mismo período”, expresa el especialista.

Sobre las causas de este tipo de cáncer, Collado explica que los linfomas no son enfermedades hereditarias. Sin embargo, las diferencias geográficas de incidencia sugieren que sí existen factores de riesgo en las infecciones por el Virus de la Inmunodeficiencia Humana (VIH), por el Virus de la Leucemia/Linfoma T del Humano (HTLV), el Virus de Epstein-Barr y por el Elicobacter Pylori, que parecen jugar un papel en la aparición de estos tumores.
De igual manera, son más frecuentes en personas con enfermedades del sistema inmunitario o que toman medicamentos, como esteroides, que reducen la capacidad del organismo de defenderse.

Aumento de casos

Como otras posibles causas, el oncólogo afirma que el aumento de casos de cáncer y en particular de linfomas B en las poblaciones expuestas a radiaciones, como fue el caso de las ciudades de Hiroshima y Nagasaki en Japón, así como la exposición accidental del personal que labora con equipos de rayos X, no deja lugar a dudas sobre la responsabilidad de estas radiaciones ionizantes, en la génesis de los linfomas.

Síntomas

Los pacientes pueden presentar sudoración nocturna profusa, pérdida de peso, cansancio o picazón en la piel y se denomina “síntomas B”, cuando un paciente tiene pérdida de peso inexplicada mayor del 10% en los últimos seis meses y fiebre superior a 38 grados.

El doctor señala que cuando por la presencia de ganglios, hígado o bazo palpable y/o de síntomas B, el médico sospecha el diagnóstico, el próximo paso es realizar una biopsia del tejido linfático afectado para su análisis por el patólogo, quien determinará si es un linfoma y el tipo preciso de este.

El diagnóstico se sospecha por la presencia de nódulos en cuello, axila o ingle, que se palpan o se ven a simple vista. Cuando estos ganglios aparecen en el interior del organismo, como en el abdomen, el diagnóstico es más difícil y se necesitan realizar estudios de imágenes.

El doctor indica que, una vez establecido el diagnóstico, se realizarán otras pruebas, como el aspirado-biopsia de médula ósea, la extracción de líquido céfalo raquídeo e imágenes que pueden incluir tomografías, resonancias magnéticas, gammagrafías óseas y tomografía a emisión de positrones o PET-CT. En conjunto, estas pruebas permiten establecer la extensión de la enfermedad.

El sistema más usado para determinar la extensión de la enfermedad es el de Ann-Arbor, que establece cuatro estadios; el I cuando el linfoma afecta un solo territorio ganglionar o estructura linfoide; el II cuando hay dos o más territorios ganglionares o estructuras linfoides afectados en el mismo lado del diafragma; en el estadio III hay enfermedad en ambos lados del diafragma y finalmente en el estadio IV, hay enfermedad extra linfática (hígado, piel, médula ósea), con o sin afección ganglionar.

Tratamiento según tipología

Actualmente, la mayoría de los linfomas se curan y el tratamiento dependerá de múltiples factores, como el tipo histológico, que asociado a factores como edad y salud, permiten establecer un plan de tratamiento individualizado.

Las opciones pueden ir desde no dar ningún tratamiento, hasta la intensificación terapéutica con trasplante de médula ósea. Es muy importante que el paciente sea manejado por un equipo multidisciplinario.



El Día

Periódico independiente.