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Limón sobre una llaga

El Día Por El Día
Editorial El Dia

Según la Organización Internacional para las Migraciones, Haití es hoy un territorio con más de un millón de personas desplazadas, un dato que debe ser seguido con interés en el pueblo dominicano.

Particularmente porque esta cifra, equivalente al 10 % de la población del vecino país, representa una crisis paralela con la institucional, de mando y autoridad que ha llevado al Estado haitiano a un punto de inviabilidad de tal proporción, que ni siquiera con el acompañamiento de una parte de la comunidad internacional da señales de ceder.

En palabras de la responsable de la OIM, Amy Pope, “es una de las crisis más complejas y urgentes del mundo, con implicaciones para la estabilidad global”.

La seguridad del mundo es, desde luego, un asunto del que hay que ocuparse al más alto nivel, pero que tal vez reúna el pensamiento, el poder y los recursos alrededor de “la deuda” y sus consecuencias, la escalada arancelaria y la guerra en Europa y Medio Oriente.

Desde el pueblo dominicano el desplazamiento de un millón de haitianos del lugar en el que viven por causa de la violencia es una amenaza para la estabilidad social, porque en Haití no hay oasis a dónde puedan dirigirse con seguridad los que huyen de sus hogares.

Si la OIM se habla de desplazados ha de suponerse que se refiere a un millón de personas que han dejado el lugar en que estaban emplazadas y se han ido a otro punto en su propio país.

De ser este el caso, no será por mucho tiempo, porque las bandas armadas no tienen límites en aquel país.

Que una funcionaria de la ONU vea el mundo en riesgo por el agravamiento de la crisis haitiana debe ser una llamada de alerta para todo dominicano, desde el que vende al pregón en una calle, hasta el más encumbrado de los administradores.

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