Leonardo y Norma Vargas, pareja pionera en cementerios privados

Leonardo y Norma Vargas, pareja pionera en cementerios privados

Leonardo y Norma Vargas, pareja pionera en cementerios privados

Los esposos Vargas Rivera tienen más 39 años casados. José de León

SANTO DOMINGO.-Las motivaciones que impulsan al ser humano son tan diversas que en ocasiones un episodio triste pueda dar pie al desarrollo de ideas que llenen de ilusión y felicidad el resto de la vida.

La muerte de un ser querido, alguien que fue un guía y motivo de orgullo, su padre, inspiró a Leonardo Vargas a desarrollar una idea que en ese momento lucía poco realista y pocos, incluyéndolo a él mismo, no veían con claridad.

Leonardo Vargas entendió que el ambiente en el cementerio de Santiago no se correspondía con la dignidad que merecía su padre y se propuso contribuir a que las familias tuvieran un lugar donde sus seres queridos pudieran tener un descanso eterno.

El concepto de cementerio privado que se implementó en el país proviene de Estados Unidos.

El concepto de cementerio privado que se implementó en el país proviene de Estados Unidos.

Recuerda que en ese momento le comentó a su familia su malestar y recordó una frase que leyó en una lápida de un cementerio de Miami que reza: “Todos nuestros seres queridos merecen un lugar digno para el descanso eterno”.

Corría 1992 cuando esa idea se anidó en la cabeza de Leonardo e involucró a su esposa Norma Vargas, que al igual que él había estudiado Administración de Empresas.

Esa fue la génesis de lo que hoy se conoce como el Parque Cementerio Puerta del Cielo, el primer cementerio privado de República Dominicana.

“Cuando le comenté la idea al entonces síndico Rafael Suberví Bonilla, este se entusiasmó y prometió colaborar para que pudiera salir adelante. Fue un proceso que duró siete años antes de empezar la construcción, pues la ley le daba esa facultad exclusiva a los ayuntamientos”, explica Leonardo Vargas.

Lograron un contrato de administración delegada con el Ayuntamiento , el cual fue ratificado por la administración de Jhonny Ventura, hasta que en 2004 se realizó el primer servicio funerario.

El primer cuerpo enterrado allí fue la madre del hoy extinto Juan de los Santos, quien llegara a ser alcalde de Santo Domingo Este.

“Esa familia compró aun cuando era solo un proyecto. Recuerdo que luego de la muerte de su madre iban todas las semanas a su tumba. Dentro de la tristeza, era bonito ver tanto cariño”, expresa Norma Vargas.

Como Leonardo en ese momento no tenía el conocimiento del negocio, conformó un grupo de accionistas dominicanos y se buscó como socio a la empresas venezolana con más experiencia en el ramo en su país, pero además hizo una maestría en Administración de Cementerios en Estados Unidos.

Norma Vargas, la esposa y compañera de Leonardo en esa que se veía como una aventura, explica que fue una ardua labor hacerle entender a la gente el concepto de un cementerio privado y lo de servicios funerarios. Sin embargo, la gente sí quería darle un lugar digno para el descanso eterno a sus seres queridos.

Ambos son de agradable conversación, se les nota pasión al hablar de Puerta del Cielo y cuando narran su historia y su visión del futuro uno y otro tienen algo que decir y lo dicen.

Rompiendo paradigmas

La construcción de Puerta del Cielo rompió varios paradigmas existentes en ese momento. Uno era que los cementerios tenían que ser públicos, otro era el de eliminar los mausoleos o nichos verticales y la mayor novedad fue la de implementar el concepto de parque o jardín funerario, donde la vegetación y la jardinería son parte esencial.

Buscaron la asesoría de una empresa norteamericana especialista en la construcción de este tipo de cementerio, la norteamericana McCleskey Mousolems, con la cual mantienen las relaciones para garantizar los estándares de calidad de los servicios.

El cementerio Puerta del Cielo abarca un área de 476 mil metros cuadrados en el área de Las Guáyigas, Santo Domingo Oeste, de los cuales tienen en uso unos 90 mil metros cuadrados con 17 mil bóvedas en las que caben dos cuerpos.

El proyecto está concebido para 120 mil bóvedas, lo cual garantiza una larga vida útil.

La inversión acumulada en este proyecto, sin contar la tierra, es de unos 600 millones de pesos, que incluye la obra inicial, el drenaje de los terrenos, la construcción de las bóvedas y los equipos para bajar los ataúdes al lugar del descanso final.

Difícil de ofertar

“Nos tocó también iniciar la venta de servicios funerarios, que ya hoy son algo cotidianos, pero en ese momento era algo inusual. Ya hoy la mayoría de las personas piensan en tener un lugar digno para sus familias o para ellos mismos cuando llegue la muerte”, expresa.

Sin embargo, las familias dominicanas cada vez son más previsoras y ya se acercan sin temor a comprar servicios funerarios para ellos o sus familiares. Leonardo cuenta que el 85% de los servicios funerarios que brindan son a familias que ya los han contratado previamente, solo el 15 por ciento es de emergencia.

Leonardo y Norma son una pareja de profundas creencias cristianas, algo que les hace ponerle más amor a su trabajo, pues para ellos la trascendencia de la muerte es algo con carácter divino.

Justamente, bajo el concepto “del polvo vienes y al polvo vuelves”, combinado con la conciencia ecológica que se va expandiendo, están implementando lo que llaman “cremación ecológica”, que es colocar en cajas biodegradables las cenizas de personas que quieren ser cremadas y que con el tiempo estas verdaderamente se mezclen con la tierra.

La novedad

— En expansión
Los servicios de cementerios privados se han ido expandiendo en el país, lo cual también ha contribuido a quitarles presión a los municipales, además de ofrecer opciones distintas.