SANTO DOMINGO.-Forma parte de las especies raras o exóticas del Jardín Botánico Nacional Jesús María Moscoso (JBN), y por la forma alargada de sus hojas cualquiera diría que su nombre común “lengua de buey o de vaca”, es asociado al órgano muscular de esos animales.

Esta planta, nombrada científicamente como (Clavija dominguensis), es endémica de la isla, específicamente de Haití, y fue traída al país por exploraciones hechas por el JBN, el cual promueve su reproducción a fin de preservarla, ya que está en la categoría de “Peligro crítico de extinción”.

“La lengua de buey, como le llaman en Haití o de vaca, es de la familia Theophastacea, la cual fue nombrada en honor a Teofrasto de Ereso, padre de la botánica universal, y es originaria del vecino país, donde sus poblaciones han sido diezmadas casi por completo”, explicó Ricardo García, director del Jardín Botánico Nacional.

Investigaciones

Gracias a exploraciones hechas por los botánicos Milcíades Mejía, pasado director del JBN, Tomás Anoni y José Pimentel estos trajeron semillas fértiles de la especie desde el lugar de origen y reprodujeron aquí ejemplares, además de resguardar simientes en el el Banco de Semillas.

Parte de esas reproducciones se multiplican en el Jardín Botánico, donde se exhiben junto a la amplia vegetación endémica y nativa con que cuenta esa reserva natural, donde hay miles especies representativas de la flora de la isla Española, y es un refugio de la fauna silvestre de la zona.

García afirma que desde el punto de vista de la rareza, esta especie es un tanto primitiva y le adorna una gran belleza, por lo que tiene un potencial como planta ornamental.

“Tiene un único eje, es decir, es monopódica, sujeta a un pie con un penacho de hoja de gran tamaño que podría ser utilizada como elemento para arreglos florales en sustitución del plástico que hoy resulta contaminante”, detalló García.

El botánico sostiene que lo importante es que la gente identifique en esta un valor en término del servicio ambiental que ofrece.