Lecciones de elecciones

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Lecciones de elecciones

Isabel Ayuso ganó por el Partido Popular de Madrid.

Por Jorge Urdapilleta

Una mirada al panorama político español.

Arrasó el Partido Popular en Madrid. Durante todo el proceso electoral se dio como favorita a Isabel Ayuso, candidata del PP. Sin embargo, las miradas estaban puestas en el contrapeso. ¿Qué tanto podría contrarrestar la izquierda la más que probable victoria de la candidata de derechas? ¿Serán los resultados el incontestable reflejo de un nuevo giro a nivel nacional? Esas eran las dudas reales. La respuesta de lo segundo todavía ha de esperar, pero la victoria de Ayuso deja algunas lecturas importantes sobre las que vale la pena profundizar.

Primero resaltar el contexto político global. Vivimos en la era de la política emocional, esa en la que las propuestas pasan a un segundo plano y adquiere más peso lo que nos interesa percibir antes que lo que nos esforzamos por entender. Así se explica el auge populista que ha triunfado en algunas de las democracias más representativas. Más lo anterior no se explica sin entender lo que a veces olvidamos en medio de la vorágine ideológica; lo económico determina lo social.

La ruptura del contrato social debido a las crisis económicas recientes hizo perder credibilidad a la clase política, y a partir de ahí, mientras menos político suena más agradable resulta al oído. Ayuso se presentó a las elecciones por la Comunidad de Madrid en una España donde Vox no tiene reparos en criminalizar a los migrantes en una valla del metro mientras la izquierda hace amagues de unir fuerzas para contrarrestar lo radical, pero lo moderado nunca venció a lo radical.

Mientras desde la izquierda representada por el PSOE, Unidas Podemos y Más Madrid (la gran revelación) se intentaba dotar de cierto sentido crítico al contenido del discurso, Ayuso acaparaba los medios (paid and earned) con sus famosas “ayusadas”, objeto de burla para muchos.

Pero mientras la oposición la ridiculizaba, no se percataba de que quedaban atrapados en su marco conceptual. Los esfuerzos por contradecirla provocaron que se hablara siempre de lo que ella quisiera.

Madrid es un bastión de la derecha y 26 años del PP gobernando son la prueba. Eso también explica cómo se pudieron ganar estas elecciones sin profundidad en el discurso. Generar la percepción de que la contienda regional sería un reflejo del sentir nacional sirvió para movilizar a su base. Tanto que el PP arrasó incluso en zonas de voto histórico de izquierdas como Vallecas, el antiguo barrio de Pablo Iglesias.

El líder de Podemos debe ser seguramente la figura más polarizante de toda España. Su irrupción desde las protestas del 15M, pasando por los debates televisivos y culminando con la segunda Vicepresidencia de Gobierno narra una historia de éxito inesperado pagado a un precio personal alto, al punto de tener que aceptar que ya no representa un activo para la formación que creó junto a Íñigo Errejón, quién luego se separó de Iglesias para crear Más Madrid.

¿Qué más le quedaba Iglesias por lograr en política?

Después de haber sido pieza clave para acabar con el bipartidismo estructural, el desgaste natural de la política (sobre todo cuando se coquetea con los extremos) terminó por jubilarlo. Pensaría Pablo que “entre fascismo y democracia” la gente parece tenerlo claro. Mejor suerte la de Más Madrid, beneficiado por el carisma de Mónica García.

En tiempos de crisis sanitaria, una doctora siempre suma puntos, y con su candidatura Más Madrid se consolidó como la segunda fuerza más votada. Tienen mérito su tono moderado en tiempos de Trump y Rocío Monasterio, candidata por Vox. Será interesante ver cómo el partido de ultraderecha capitaliza el adiós de Iglesias.

Ángel Gabilondo no deja la política, pero el candidato del PSOE deja muchas dudas a su formación y a Pedro Sanchez. Fracaso histórico del partido de gobierno, a quién preocupan los posibles efectos de estos resultados. Limitando su discurso a apoyar la «lucha contra el fascismo», nunca terminó de decir nada mientras una Ayuso se apropiaba de la palabra “libertad”, en tiempos donde la gente está encerrada en casa. Política de las emociones. Cuando escuchamos música, bailamos hasta sin quererlo. Emoción. ¿Resulta alentadora la música que resuena desde la Madre Patria? Prefiero cerrar con otra pregunta, para mis amigos españoles: ¿Qué demonios es un perroflauta?.

 



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