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Las tierras no tan raras: ¿Oportunidad de desarrollo o continuación de dependencia?

Danilo Minaya
Danilo Minaya

Por: Danilo Minaya

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Las tierras raras son un grupo de 17 elementos químicos. A pesar de su nombre, no son especialmente raros en la corteza terrestre, pero sí su concentración en yacimientos explotables económicamente. Su difícil extracción y procesamiento los convierte en recursos estratégicos para la tecnología moderna.

El reciente descubrimiento de tierras raras en Pedernales ha generado un debate crucial sobre el futuro económico del país. Estos minerales, esenciales para la fabricación de tecnologías avanzadas como baterías, imanes, componentes electrónicos, armamento y vehículos eléctricos, representan una oportunidad única para la nación. Sin embargo, si no se gestionan adecuadamente podrían convertirse en otro episodio de extracción descontrolada con beneficios exclusivos para potencias extranjeras, como ha sucedido históricamente.

La reciente visita del senador Marco Rubio ha generado reflexión sobre sus verdaderas intenciones, particularmente en el contexto de la creciente disputa global por los minerales estratégicos, como las tierras raras. Rubio se caracteriza por ser un fuerte defensor de los intereses geopolíticos y económicos de EE.UU., no es desatinado analizar su visita desde una perspectiva de posibles presiones para alinear a RD con las estrategias estadounidenses en la región. Actualmente, China domina la producción mundial, lo que ha llevado a EE.UU. a buscar diversificar sus fuentes de suministros.

No es la primera vez que EE.UU. muestra un interés en recursos de América Latina y el Caribe con una lógica extractivista que favorece a sus propias empresas, dejando a los países con escasos beneficios y serias consecuencias ambientales.

En lugar de limitarse a la exportación de materia prima, el Estado dominicano debe impulsar la creación de una industria nacional que transforme estos minerales en productos con alto valor agregado. Sería fundamental para ello establecer alianzas con países tecnológicamente avanzados como la Unión Europea, China o Japón, evitando que solo Estados Unidos se beneficie de estos recursos.

Además, la creación de una empresa estatal o de capital mixto permitiría asegurar que las ganancias permanezcan en el país y se reinviertan en sectores clave como educación e infraestructuras.

Si RD maneja estratégicamente sus tierras raras puede convertir este recurso en una herramienta de desarrollo, en lugar de caer en la dependencia extractivista. La clave está en industrializar, diversificar aliados, proteger el medio ambiente y fortalecer la soberanía económica.

El extractivismo y el colonialismo han moldeado América Latina como una región rica en recursos, pero empobrecida en términos de desarrollo social y económico. Superar estos desafíos requiere políticas que fomenten una explotación sostenible de los recursos, el desarrollo de industrias nacionales y la redistribución equitativa de las riquezas.

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