La teoría de los filtros de la comunicación está relacionada con el modelo de comunicación propuesto por David K. Berlo en 1960, conocido como el Modelo SMCR (Source, Message, Channel, Receiver: Fuente, Mensaje, Canal, Receptor).
Este modelo explica cómo las barreras o filtros afectan la transmisión de un mensaje desde la fuente (emisor) hasta el receptor. Berlo identificó que el proceso de comunicación es influenciado por diversos factores que pueden distorsionar, limitar o filtrar el mensaje, impidiendo su correcta interpretación.
Los filtros de la comunicación pueden clasificarse en varias categorías, siendo los más comunes los psicológicos, culturales y lingüísticos.
Los filtros psicológicos incluyen aspectos como la percepción, las emociones y las experiencias previas.
Cada persona interpreta los mensajes de acuerdo a sus valores, creencias y estado emocional, lo que afecta su capacidad de recibir información de manera objetiva. Por ejemplo, una persona bajo estrés puede malinterpretar un mensaje neutral como algo negativo.
Los filtros culturales se refieren a las diferencias entre los contextos sociales y culturales del emisor y el receptor. Estas barreras surgen cuando individuos de diferentes culturas se comunican, ya que los significados de ciertos símbolos, palabras o gestos pueden variar según el contexto cultural.
Finalmente, los filtros lingüísticos incluyen la capacidad de comprensión del idioma, las jergas técnicas y los malentendidos semánticos.
Las barreras lingüísticas pueden generar que un mensaje no sea comprendido de manera correcta, especialmente cuando los participantes de la comunicación no comparten el mismo idioma o nivel de competencia lingüística.
Los filtros en el proceso comunicativo, según la teoría de Berlo, son inevitables, pero pueden minimizarse mediante la empatía, la claridad y el entendimiento mutuo.
Estos elementos permiten una comunicación más efectiva, ayudando a superar las barreras inherentes al proceso.
La teoría de Noam Chomsky
El activista, intelectual, filósofo y lingüista norteamericano Noam Chomsky, en colaboración con Edward S. Herman, desarrolló el Modelo de Propaganda en su libro Manufacturing Consent (1988), en el cual explica cómo los medios masivos sirven a los intereses de las élites políticas y económicas.
Estos filtros, de acuerdo a su teoría, distorsionan la información para manipular la percepción pública y limitar el debate crítico.
Chomsky identifica cinco filtros: la propiedad de los medios, la dependencia de la publicidad, las fuentes de noticias, las represalias contra periodistas, y las ideologías dominantes.
Estos factores aseguran que el contenido difundido favorezca a los poderosos, limitando la diversidad de perspectivas.
Sobre estos dos planteamientos de los referidos intelectuales, adicionados a los problemas de la sociedad actual para definir cuál es la verdad, nos queda cada vez más clara la idea de que la verdad absoluta posiblemente sea la que señale así una gran mayoría o, en su defecto, un pequeño grupo, pero influyente.