Las puertas y portales defienden la entrada a las poblaciones
Las puertas y los portales son, por definición, elementos que cierran un vano o espacio.
Por lo general están fabricadas en madera, aunque no siempre fue así.
En la antigüedad se utilizaban también piedras de gran dimensión, sobre todo para cerrar la entrada a un poblado defendido por una muralla.
En la actualidad se utilizan otros elementos para los mismos fines, como son el vidrio, el hierro o el aluminio.
En tiempos de la colonia era imprescindible defender la entrada a las poblaciones, para lo cual se utilizaba un grueso portón o portal, aunque este término se aplica más al hueco que se debe cubrir. Este portal estaba compuesto de troncos de madera gruesa unidos entre sí.
El portal llevaba, asimismo, otro grueso tronco que se adosaba a media altura, en la parte interior del portón, por medio de ganchos de hierro.

Varios ejemplos
En nuestra antigua ciudad tenemos numerosos ejemplos de esta modalidad. Aunque las puertas en si mismas no existen en la actualidad, sí podemos observar los portales, en los que antiguamente existían los portones. Al caer la noche estos se cerraban, para mayor seguridad de la población.
Un sereno anunciaba con su pregón, el cierre de los mismos. Tenemos el portal del Conde, el portal de la Misericordia, el portal de Don Diego, pero lo mismo ocurría en las poblaciones establecidas por los conquistadores, como es el caso de Higüey, Puerto Plata, La Isabela y La Vega.
En los palacetes y casas particulares también se utilizaba la misma modalidad para otorgar mayor seguridad a los habitantes. Generalmente la puerta de entrada estaba precedida por un zaguán, el que desembocaba en el patio, el que estaba rodeado de las habitaciones, con una galería alrededor, generalmente adornado con columnas y arcos de medio punto.
Para dividir espacios
Las puertas, en este caso de menor grosor, se utilizaban, y aún se usan, para dividir los espacios. Cada vano estaba provisto de su puerta, la que variaba en estilo según la época de su construcción.
No hay que olvidar que, aunque nuestra ciudad capital fue construida al modo gótico, los muchos años que trascurrieron dieron paso a otros estilos en boga.
Los vanos de dichas puertas y portales podían ser adornados de diferentes maneras, según las posibilidades del dueño de la edificación. Así tenemos bellísimos ejemplos como el de la Casa del Cordón, adornado con el cinto de San Francisco, el cual figura también en la entrada del convento de san Francisco. Las iglesias utilizaban portales para su entrada, dándose la costumbre de que cualquier fugitivo de la justicia podía refugiarse en la iglesia y esta cerraba sus portales para impedir el acceso de la ley.

Así tenemos el portal de la primitiva iglesia de San Francisco, de estilo puramente gótico, aunque su portón haya desaparecido.
Puertas de casas particulares de mediano estatus, adornadas con un simple friso, generalmente de piedra.
Algunas veces el vano estaba adornado con ladrillos o también con columnas de piedra que sostenían un friso del mismo material.
También podían estar adornadas con piedra, sosteniendo un friso de igual material; a veces el adorno se extendía hasta la ventana de la segunda planta, como es el caso de la Casa de Tostado.
En memoria de César Iván Feris Iglesias.
Distinguen espacios

— Bellos adornos
El uso de portales adornados se ha extendido hasta nuestros días, distinguiendo alguna edificación renombrada por algún motivo. Es un recurso arquitectónico para realzar la entrada o portal de alguna casa o edificio.
*Por MARÍA CRISTINA DE CARÍAS Y CÉSAR LANGA FERREIRA
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