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El viaje del duelo: comprender sus 5 etapas y su dimensión cultural

El Día Por El Día
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📷 Un hombre enciende velas en la entrada de la discoteca Jet Set este viernes.

El duelo es un proceso complejo, profundo y profundamente humano. Lo experimentamos ante la pérdida de un ser querido, una relación, un empleo o incluso una etapa importante de la vida. Aunque cada persona transita el duelo de manera única, existe una teoría ampliamente reconocida que ayuda a entender este camino emocional: las cinco etapas del duelo propuestas por la psiquiatra suizo-estadounidense Elisabeth Kübler-Ross en su obra pionera «Sobre la muerte y los moribundos«, publicada en 1969.

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¿Quién fue Elisabeth Kübler-Ross?

Nacida en 1926 y fallecida en 2004, Kübler-Ross fue una figura revolucionaria en el campo de la psiquiatría y los cuidados paliativos. En una época en la que la muerte era un tabú en la medicina, ella insistió en escuchar, acompañar y comprender a los pacientes en etapa terminal. Su enfoque humanista cambió radicalmente la manera en que el mundo occidental aborda el final de la vida, y su legado se extiende hasta hoy a través de su fundación y el trabajo de miles de profesionales inspirados por su visión.

Elisabeth Kübler-Ross

Su modelo de las cinco etapas del duelo no fue concebido como una receta rígida, sino como una guía para entender las emociones que muchas personas atraviesan al enfrentar una pérdida significativa.


Las cinco etapas del duelo

  1. Negación
    Es la primera reacción ante la pérdida. La mente se protege del impacto emocional con una sensación de incredulidad o confusión.
    «Esto no me puede estar pasando.»
  2. Ira
    A medida que la negación comienza a desvanecerse, puede emerger la frustración, el enojo o la impotencia. Se buscan responsables o se cuestiona la justicia de lo ocurrido.
    «¿Por qué a mí?»
  3. Negociación
    En esta etapa, la persona intenta revertir o mitigar la pérdida mediante pensamientos de “y si…”. Es una búsqueda de control en una situación incontrolable.
    «Si tan solo hubiera hecho algo diferente…»
  4. Depresión
    La tristeza profunda, la desesperanza y el vacío se hacen presentes. Esta etapa puede ser la más larga y, aunque dolorosa, también es necesaria.
    «No sé cómo seguir adelante.»
  5. Aceptación
    Finalmente, se comienza a asumir la nueva realidad. Aceptar no significa olvidar ni estar feliz con la pérdida, sino aprender a vivir con ella.
    «Puedo vivir con esto.»

Es importante recalcar que estas etapas no son lineales: no todas las personas pasan por todas ellas ni en el mismo orden. Algunas pueden quedarse más tiempo en una, otras pueden regresar a etapas anteriores. El duelo es un viaje personal y único.


El duelo a través de las culturas

Aunque el duelo es universal, la forma en que se vive y se expresa varía enormemente entre culturas, influenciada por tradiciones, creencias religiosas y valores comunitarios.

  • Cristianismo: se enfatiza la esperanza en la vida eterna. Los funerales suelen incluir oraciones, lecturas bíblicas y música sacra, con un fuerte componente de apoyo social y espiritual.
  • Islam: la muerte se asume como parte del plan divino. Se evita el llanto excesivo y se llevan a cabo rituales como el lavado del cuerpo y la lectura del Corán.
  • India: con fuerte presencia del hinduismo, la reencarnación da una visión cíclica de la vida y la muerte. La cremación es común y los rituales varían según religión y casta.
  • China: se honra a los ancestros y se mantiene una conexión espiritual con los fallecidos. Las ofrendas, el incienso y los rituales con música tradicional son parte central del proceso.
  • África: con una gran diversidad cultural, predomina la creencia en la vida después de la muerte y la relación continua con los ancestros. Los rituales pueden incluir cantos, danzas y ofrendas comunitarias.

Un proceso profundamente humano

El duelo no tiene una duración fija ni una forma «correcta» de vivirse. Puede durar meses o años, ser silencioso o expresivo, solitario o acompañado. Lo esencial es respetar el ritmo de cada persona, ofrecer apoyo sin juicio y permitir que cada quien encuentre su propio camino hacia la sanación.

Elisabeth Kübler-Ross nos dejó una valiosa enseñanza: el duelo no es una enfermedad, sino una parte inevitable y necesaria del amor y de la vida. Comprenderlo es dar un paso hacia una sociedad más empática y compasiva.

*Fuente: IA

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