La utilidad de una encuesta

La utilidad de una encuesta

La utilidad de una encuesta

Las encuestas de tipo social se involucran con variables políticas, y viceversa, con el propósito de hacer que los encuestados respondan de manera sencilla a preguntas muy complejas. Muchas veces vinculadas a problemas irresolutos, con los que hemos vivido los dominicanos desde hace siglos.

Hay dos de esos problemas irresolutos que marcan y frenan, década tras década, el desarrollo del país. El de la corrupción pública nació con los primeros gobiernos republicanos; y durante siglos el mal servicio de la energía eléctrica ha enclavado a los dominicanos en el más burdo y estacionario estado de subdesarrollo.

En cuanto a las encuestas, los entrevistados solo tienen la responsabilidad de responder a las preguntas formuladas de cinco formas: muy bien, bien, regular, mal o muy mal.

Palabras que de por sí forman parte de la conversación diaria del pueblo dominicano. Sin embargo, también acostumbran los ciudadanos a usar la palabra “regular”, para referirse a una situación que no sabe evaluar con precisión; y que por tanto, no se aventuran a decir categóricamente que está bien o está mal.

Una encuesta, hecha pública hace poco en el cercano periódico HOY, plantea que hay trece –de diecisiete campos o sectores de acciones gubernamentales– en que la administración del presidente Danilo Medina no logra aprobación.

Las preguntas de las encuestas no resuelven los problemas, pero tampoco las respuestas de los encuestados movilizarán al Gobierno a corregir su rumbo.

Solo sirven como una memoria de relevo, para saber que los problemas existen y que ningún gobierno ha tenido la voluntad de resolverlos.

Contribuyen, eso sí, para mantener vivas, deudas sociales y recuerdos dolorosos en la memoria del pueblo.



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