La tragedia del pequeño Máximo

La tragedia del pequeño Máximo

La tragedia del pequeño Máximo

Máximo Hercí, con apenas 13 años de edad vive una tragedia espantosa. Cuando tenía 11 años en un centro de internet de Villa Mella, Víctor Manuel Báez, “jugando” irresponsablemente con una pistola le hizo un disparo, afectándole la médula espinal.

Máximo Hercí lleva dos años en una silla de ruedas que le ha provocando horribles ulceraciones en los glúteos, tan terribles como la bala que le desgració la vida.

Posterior al suceso, el centro de internet Villa Mella fue cerrado, el irresponsable pistolero desapareció y ni la Fiscalía, ni la Policía han hecho nada. Mientras, el pequeño Máximo vive una doble tragedia, y es que además de que podría pasar el resto de su vida en silla de ruedas, lleva consigo el estigma de ser hijo de una pareja de haitianos y no tiene documentación legal, es decir, para las autoridades dominicanas Máximo no existe, y como no existe no puede hacerse justicia con su caso.

Thomas Hercí y Lucy Bel, padres de Máximo,  están destrozados por la situación de su hijo, ellos llegaron a República Dominicana hace 30 años desde Haití y su hijo -nacido y criado aquí- no tiene documentación. Esto les impide tener un pasaporte dominicano y así explorar la posibilidad de que su pequeño pueda volver a caminar, ante la esperanza expuesta por médicos, que han expresado que en México pueden operarlo y devolverle la movilidad y la posibilidad de tener una vida normal.

Para esta familia, 40 mil dólares que conlleva la cirugía, son –como bien dice el padre- como 40 mil millones de dólares, sin embargo, si manos caritativas apareciesen y aportaran esta suma, está la dificultad de su situación migratoria, Máximo no tiene acta de nacimiento –NO EXISTE y como tal no califica para tener un pasaporte y poder viajar. 

La situación de Máximo Hercí, es la historia de miles de niños y jóvenes dominicanos de ascendencia haitiana, que si bien es cierto no han recibido un disparo irresponsable,  experimentan a diario el dolor, físico y psicológico de ser rechazados en la tierra donde nacieron, y como tampoco son haitianos, son conocidos como APATRIDAS.

Sin embargo, el pequeño Máximo, con todo y su tragedia, no se da por vencido, y en cambio nos da lecciones de valentía y fuerza de voluntad. Diariamente estimula a su madre Lucy para que cure la llaga enorme que le ha provocado la silla de ruedas, crujiendo los dientes  por el dolor se pone su uniforme y con esfuerzo echa a andar su silla de ruedas por una callejuela pedregosa hasta su escuela. Su sueño es ser ingeniero civil. No matemos ese sueño. Ayudemos a Máximo.

 

*Tony Pichardo

Periodista

Productor de televisión

 



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