Brasil.-Argentina, Venezuela y Ecuador son algunos de los países americanos más hostiles con el periodismo, que es constantemente minado por maniobras judiciales, amenazas y violencia, según el informe preliminar de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) difundido ayer.
Son tiempos peligrosos para los periodistas, afirmó el presidente de la SIP Milton Coleman, del diario estadounidense The Washington Post, al iniciar la sesión de la Comisión de Libertad de Prensa e Información en Sao Paulo en el marco de la 68 Asamblea General del organismo, que arrancó el viernes.
En total, 13 periodistas han sido asesinados en 2012 en las Américas y otros dos están desaparecidos, añadió Coleman.
En su informe anual, que será sometido a la votación de la Asamblea mañana, la SIP señaló que en Argentina una serie de resoluciones gubernamentales, maniobras judiciales, declaraciones agraviantes y amedrentadoras de funcionarios públicos configuran un escenario oscuro para el ejercicio del periodismo.
El texto insiste en las dificultades para acceder a las fuentes oficiales y el uso que la presidenta Cristina Kirchner hace de las cadenas nacionales de radio y televisión.
Destaca además el aumento de los recursos para los medios de comunicación oficiales, mientras los privados sufren presiones y discriminaciones. Los medios públicos funcionan, dentro de sus espacios informativos, como órganos partidarios, afirma el documento.
Otro de los capítulos extensos del informe está referido a Venezuela, donde en opinión de la SIP la alta polarización política es atentatoria para el libre ejercicio periodístico.
Falta de acceso a las fuentes oficiales, maltratos, detenciones e insultos a periodistas están, según la SIP; entre los principales problemas de la prensa en este país petrolero gobernado por el presidente Hugo Chávez, recién reelecto para un nuevo período de seis años.
El informe enumera una larga lista de agresiones contra la prensa, relata el uso excesivo que Chávez hace de las cadenas de medios de comunicación y recuerda la multa de 2,16 millones de dólares que debió pagar la televisora privada Globovisión.