La sinrazón contamina todo

La sinrazón contamina todo

La sinrazón contamina todo

La sinrazón, desde la aparición del hombre sobre la tierra, ha incidido en la toma de decisiones erradas, desequilibradas, desesperadas, y para el burgo “alocadas”, por parte de quienes han estado en la dirección de organismos llamados a velar por mantener el equilibrio de los diversos estratos.

Esa escasez de discernimiento en la toma de decisiones ha afectado y continúa sobrecogiendo sensiblemente a la humanidad.

Lo más lamentable y doloroso es que esa falta de equidad y cordura la dictaminan y asumen hombres y mujeres que en su momento constituyeron símbolos de cordura y son poseedores de consciencia democrática.

La historia recoge miles de casos en que “paladines de la libertad” se han convertido, por intereses políticos y económicos, en verdugos, incluso hacia los que en un momento dado apoyaron sus aspiraciones.

Esos casos, aunque se dan con más frecuencia en la política partidista, se cultivan en otras áreas que se creían insobornables.

Y los deportes no están exentos de barbaridades que quedan sepultadas por el silencio cómplice de quienes no deben permitirlas y mucho menos ocultarlas.

Pero todo indica que han asimilado y puesto en práctica que las clases “no se suicidan”, por lo que unos tapan las bellaquerías de los otros en forma olímpica, sin consecuencias.

El mundo es, y ha sido, una lucha despiadada de intereses, pero nunca como ahora se había producido tal connivencia para ocultarla, y reitero, los deportes no están libres de culpa.



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