- Publicidad -

- Publicidad -

La regrabación del “Himno nacional”

Uno de los símbolos más representativos de la dominicanidad lo constituye, sin dudas, el Himno nacional.
El Himno nacional dominicano fue escrito en un contexto de absoluta excepcionalidad, marcado por las luchas en favor de la reafirmación de la identidad nacional, la soberanía y la persistente amenaza de la intervención extranjera, reflejada, especialmente, en el trauma de la ocupación haitiana entre 1822 y 1844, y la anexión a España de 1861.

Detalles de su composición
El abogado, político y educador, Emilio Prud´Homme, oriundo de Puerto Plata, escribió las excelsas letras del canto patrio.

Al músico, director de bandas civiles y militares, José Rufino Reyes, se le encomendó la noble e histórica responsabilidad de ofrecer el marco armonioso y musical al documento sonoro de más alto honor y rigor de la patria restaurada. Para el 17 de agosto de 1883, sonaba, por vez primera, el Himno nacional dominicano.

Al siguiente año, el 27 de febrero, cuando los restos mortales de Juan Pablo Duarte fueron trasladados desde Caracas, Venezuela, a Santo Domingo, la banda de música municipal interpretó el himno de Prud´Homme y Reyes. Fue la primera la primera vez que en el país se interpretó el himno nacional en un acto apoteósico.

Unos años más tarde, para 1897, el himno sería sometido a nuevas modificaciones para corregir errores gramaticales y reforzar los valores patrióticos y la esencia nacionalista e independentista de su mensaje. Con el devenir del tiempo, la dictadura trujillista, en 1934, le daría un carácter oficial al himno, a través de la Ley número 700.

Propósitos de una regrabación
Desde nuestra llegada al Ministerio de Cultura, hace poco más de seis meses, uno de los ejes fundamentales del plan estratégico de desarrollo que hemos puesto en ejecución, ha sido, precisamente, el de la revitalización de la identidad cultural. ¿Cómo preservamos la esencia de los valores patrióticos, morales y culturales del pueblo dominicano? ¿Cuáles alternativas podríamos utilizar para lograr conexión con las nuevas generaciones de ciudadanos y con los aspectos preponderantes y sustanciales de la cultura dominicana? Una de esas medidas de amplio espectro histórico es la regrabación del himno nacional.

Una vez depurada la idea de la regrabación, el siguiente paso era la identificación de los recursos humanos más connotados y de mayor consagración para este noble propósito y, sobre todo, cuál sería el perfil para dirigir este proyecto de gran pretensión y vocación patriótica. La respuesta era más que obvia: el maestro Juan Luis Guerra.

El laureado, Juan Luis Guerra, el más celebre y extraordinario artista popular que ha parido República Dominicana, vio con muy buenos ojos la posibilidad de esta regrabación. Su incorporación firme y decidida para dirigir el propuesta le confirió a éste el valor que perseguimos de revalorización de lo que somos, de lo que podemos y pretendemos ser.

Junto a Juan Luis se incorporó el maestro, José Antonio Molina, director general de la Sinfónica Nacional, quien, conjuntamente con los músicos de la prestigiosa orquesta y el maravilloso Coro Nacional, mostraron apertura y la mejor disposición de concretar esta aspiración, utilizando los más altos estándares de calidad.

Proceso de grabación
El escenario escogido fue la sala Carlos Piantini, del Teatro Nacional Eduardo Brito. Setenta músicos sinfónicos y ciento diez voces en armonía coral, fueron los protagonistas de esta noble y entusiasta renovación y representación sonora de la patria.

Roberto Ángel Salcedo

El maestro Guerra dispuso de copiosos recursos técnicos —completamente gratuitos —para tan especial ocasión. Micrófonos de última generación para lograr la anhelada, exacta y óptima grabación en vivo; los técnicos de sonido más calificados de la industria contemporánea de la música; y la consola más moderna de Latinoamérica y el Caribe, para que la fidelidad y nitidez en la nueva sonoridad del canto patrio toque los corazones de nuestros conciudadanos.

El proyecto de la regrabación contó con el acompañamiento de la Comisión Permanente de Efemérides Patrias, en la persona de su presidente, Juan Pablo Uribe, y la asesoría del presidente de la Academia Dominicana de la Historia, Juan Daniel Balcácer. Una iniciativa como esta, de gran calado histórico, patriótico y cultural, tenía que ejecutarse apegada a estrictos rigores técnicos y legales.

Sobre la regrabación y la Ley 210-19, que regula el uso de los Símbolos Patrios de la República Dominicana, es importante destacar que, aun cuando el himno está compuesto por seis estrofas de ocho versos cada una, esta resulta una partitura muy extensa. Es por ello que la citada ley, en su artículo 31, establece que las cuatro primeras estrofas son las oficiales para su uso cotidiano.

Objetivos fundamentales
El objetivo de los que hemos motorizado esta idea, hoy convertida en realidad, no es otro que, utilizar la más avanzada tecnología para ponerla a disposición de los mejores valores de la dominicanidad.

Que en las emisoras de radios, canales de televisión, redes sociales, instituciones públicas y privadas, en los eventos deportivos, en cada plantel escolar en el más recóndito rincón del territorio nacional, suenen las armoniosas notas del más hermoso canto jamás escrito a la patria amada, soberana, libre y venerada.

Abrigamos la esperanza que esta nueva regrabación del Himno nacional estremezca el alma noble de nuestro pueblo y que eleve el orgullo de cada ciudadano y ciudadana de haber nacido en la tierra de Duarte, Sánchez y Mella, mil veces bendecida por Dios.

“Dios, patria y libertad”, ¡qué viva República Dominicana!

*Por Roberto Ángel Salcedo

Etiquetas

Artículos Relacionados