*Por Cecilia Rivera
República Dominicana siempre se ha enfrentado ante grandes retos en el manejo de sus relaciones diplomáticas con Estados Unidos. Sin embargo, en los últimos años esos retos han aumentado considerablemente, tanto por los cambios registrados en diversos aspectos en el mundo como de los propios procesos políticos internos de cada país.
Se sabe que gran parte de la agenda política entre ambas naciones se dicta desde Washington y se enfoca en asuntos migratorios y de seguridad, principalmente enfocada en la lucha contra las drogas que transitan por la isla y que en los últimos años ha aumentado de manera considerable.
Además, República Dominicana tiene a Estados Unidos como su principal inversor y primer socio comercial, ya que absorbe cerca del 50 % del comercio exterior dominicano a través del Tratado de Libre Comercio DR-CAFTA.
Mientras que en Estados Unidos se concentra la comunidad más numerosa de dominicanos en el exterior, lo que lo convierte en el mayor emisor de remesas que anualmente recibe la economía dominicana. Más del 75 % de las remesas procede de Estados Unidos.
Ese comportamiento evidencia los efectos positivos del dinamismo que se registró en la economía de Estados Unidos en los últimos años. Sin embargo, la crisis del coronavirus ya ha comenzado a impactar gravemente en el envío de remesas. Los dominicanos cuya economía depende en gran parte del dinero que envían sus familiares desde Estados Unidos comenzó ya a sentir el impacto en la reducción del dinero que reciben.
Cabe recordar que, por medio de las remesas familiares e inversiones en República Dominicana, los migrantes se convirtieron en un aporte importante de la economía dominicana desde finales de los años ochenta hasta la fecha.
Según datos publicados el mes pasado por el Banco Central (BC), República Dominica recibió US$1,703.2 millones de remesas durante el primer trimestre de este 2020, unos US$40 millones menos en comparación con el mismo período del 2019, cuando ingresaron alrededor de US$1,743.2 millones.
De acuerdo con el informe más reciente del Banco Mundial (BM), el flujo de los llamados “migradólares”, tendrá una caída de un 20 % a nivel mundial y un 19.3 % solo en la región de América Latina.
La caída, que el BM califico como “la más abrupta de la historia reciente”, se registra debido al “desplome de los salarios y el empleo de los trabajadores migrantes, quienes suelen ser más vulnerables a las pérdidas de puestos de trabajo y de salarios durante las crisis económicas de los países que los albergan”.
Pese a que el organismo internacional indicó que los ingresos por remesas pudieran tener un aumento global del 5.6 % a partir del 2021, hasta ubicarse en los US$470,000 millones, aclaró que el panorama sigue siendo incierto. “En el pasado, las remesas han sido anticíclicas: los trabajadores enviaban más dinero a sus hogares cuando sus países de origen experimentaban crisis y penurias. Esta vez (…) la pandemia ha afectado a todos los países, lo que genera incertidumbres adicionales”, subrayó el Banco Mundial.
A inicios de mes, el mercado laboral norteamericano registró un repunte y el porcentaje de desempleados en lugar de aumentar cayó de 14,7 en abril hasta el 13.3 en mayo. Según esos datos, en total se crearon 2.5 millones de puestos de trabajo adicionales poniendo fin al proceso de destrucción de empleos que entre marzo y abril dejó en la calle a más de 21 millones de personas.
Sin embargo, no hay que olvidar que Estados Unidos sigue siendo el país que ha registrado más contagios y muertes confirmados por el COVID-19 en el mundo, por lo que sus perspectivas de salida de la pandemia aún lucen lejanas.
El presidente Donald Trump, quien siempre ha dicho que la economía se iba a recuperar con rapidez, celebró en Twitter las cifras y se ha dado crédito por la mejoría. Pero los economistas consideran probable que para finales del 2020 el desempleo todavía se encuentre en torno a un 10 %, una cifra alta y comparable al punto máximo al que se llegó tras la crisis financiera de 2008-2009.
La situación en Estados Unidos no luce alentadora por lo que República Dominicana sufrirá los estragos de la situación económica que vive su principal socio comercial. Cobra especial importancia el compromiso del candidato presidencial del PRM, Luis Abinader, de trabajar con urgencia en una reingeniería del Gobierno para controlar el dispendio, racionalizar el gasto público y asegurar que el desarrollo posible beneficie a la mayoría de los dominicanos y no solo a la élite política y económica vinculada al poder, situación que se ha registrado durante los gobiernos de Danilo Medina y Leonel Fernández.