La campaña electoral ya está más caliente que un fogón a la espera de un buen “cocinao”, donde los políticos sacarán la mejor parte del “guisao” al que ya nos tienen acostumbrados.

En ese trayecto se lanzan las cajas y los cajones, pero sin un eje programático sobre los planes que piensan implementar, porque todos e queda en el vacío y las propuestas en simples promesas.

En algunas oportunidades se menciona el compromiso con algunos sectores, en especial aquellos que están en pésimas condiciones y abandonados por completo.

El deporte es uno de esos que siempre se queda “oliendo donde guisan”, porque muy poco se hace en pro de su mejoría en campaña y mucho menos cuando se llega al gobierno.

Hace unos años, específicamente en los 12 años de Joaquín Balaguer, el movimiento deportivo se movilizaba en conjunto para obtener reivindicaciones, pero de unos años a la fecha se ha esfumado, de tal forma que no se le toma en cuenta.

El mejor ejemplo es que cada año se reduce el presupuesto sin que nadie diga “esta boca es mía”, como una forma de proteger sus intereses personales, que siempre los colocan por encima de los colectivos.

En los próximos tres meses y pico que dura la pelota profesional y se desarrolla a todo lo largo y ancho del país la extensa campaña electoral, las escasas voces que en algunas ocasiones piden mejores condiciones para el deporte callan por completo, mientras los oportunistas siguen “sazonando los alimentos” para darse “banquete”.