k

- Publicidad -

- Publicidad -

La obscenidad moral del 1 % del sistema podrido que denuncia Bernie Sanders

Por: Julio Disla

Cuando Bernie Sanders afirma que “el sistema está podrido, que el 1 % posee más riqueza que el 93 % de la sociedad norteamericana”, no lanza una exageración populista ni una frase de efecto mediático. Está describiendo, con la crudeza de las cifras, el rostro real del capitalismo contemporáneo: un modelo económico que concentra en un puñado de multimillonarios y tutumpotes el fruto del trabajo de millones.

Democracia secuestrada

Sanders es claro: “Esto no es democracia, esto no es justicia, esto es una obscenidad moral y política”. Y tiene razón. ¿Cómo hablar de democracia en un país donde las grandes corporaciones financian campañas, dictan políticas sociales, públicas y manipulan la agenda mediática? La riqueza extrema no es solo dinero: es poder para moldear la vida de toda la sociedad. La concentración de riqueza se convierte en concentración de influencia, en secuestro de las instituciones y en la anulación de la voz popular.

Justicia convertida en mercancía

La justicia también se distorsiona. En la práctica, el 1 % tiene un sistema judicial que lo protege, abogados que lo blindan y legislaciones hechas a su medida. Mientras tanto, la clase trabajadora enfrenta salarios de miseria, deudas impagables y un Estado que la abandona. El acceso a salud, educación o vivienda se define más por la capacidad de pago que por un derecho ciudadano.

Obscenidad moral y política

Sanders no se limita a hablar de desigualdad económica, lo nombra como lo que es: una “obscenidad moral y política”. Moral, porque ningún sistema puede llamarse humano si condena a millones a la pobreza mientras unos pocos acumulan fortunas imposibles de gastar en varias vidas. Política, porque esa obscenidad se sostiene con leyes, privilegios fiscales, rescates bancarios y un aparato de poder que garantiza la perpetuidad del 1 %.

La concentración de riqueza como amenaza a la civilización human

El hecho de que el 1 % de la población posea más que el 93 % restante significa que vivimos en un mundo donde la riqueza no circula ni se redistribuye, sino que se acumula como una montaña estéril en manos de unos pocos. Esa concentración es la raíz de múltiples crisis: la degradación ambiental, la precarización laboral, la pérdida de derechos, el vaciamiento de la democracia y la expansión de la desesperanza social.

En otras palabras, la denuncia de Sanders no es un simple dato estadístico: es un llamado a comprender que el capitalismo norteamericano –y global– ha alcanzado niveles de desigualdad que rayan en lo obsceno. Y que, sin organización, sin resistencia y sin un proyecto alternativo, el porvenir seguirá secuestrado por ese 1 % que decide quién vive y quién muere, quién accede a derechos y quién queda excluido.

Etiquetas

Artículos Relacionados