
A pesar de la austeridad característica de los reinos Ibéricos, la moda femenina que viajó a las tierras recién descubiertas recibió, durante el siglo XVI, la influencia de los territorios que componían en aquella época lo que hoy en día conocemos como Italia.
Tras la conquista de Nápoles, llevada a cabo por el rey Fernando de Aragón y Castilla, la austera vestimenta femenina, paulatinamente, fue transformándose.
A pesar de que las tradiciones de la edad media persistían, dentro de las clases altas empezó un cambio y las vestimentas que lucían las damas se hicieron más coquetas y llamativas. El jubón dejó de llevar cuello por lo que se podía ver la parte superior de la camisa.
Sin embargo, los cuellos vueltos de los vestidos y prendas exteriores, se hicieron cada vez más largos, hasta llegar a la mitad de la espalda.
