La mirada y el latido

La mirada y el latido

La mirada y el latido

José Mármol

El destacado médico, docente universitario y escritor Jochy Herrera (Santiago de los Caballeros, 1958), ha publicado un nuevo volumen ensayístico titulado “Pentimentos. Apuntes sobre arte y literatura” (Cielonaranja, Santo Domingo, 2021), en cuyas páginas confirma su estirpe de pensador de vasta cultura y fina sensibilidad estética, al tiempo que, artífice de la palabra con un estilo muy particular, que imprime a la ensayística dominicana un fértil e innovador giro creativo.

En algo más de diez años, tiempo que tomó al genial y melancólico artista Vincent Van Gogh desarrollar toda la obra pictórica que conocemos hoy, el escritor que nos ocupa ha publicado libros de ensayos críticos como “Extrasístoles (y otros accidentes)”, en 2009; “Seducir los sentidos”, en 2010; “Cuerpo (Accidente y geografía)”, en 2012; “La flama magna”, en 2014; “De fugas y visiones”, en 2018, y “Estrictamente corpóreo”, también en 2018.

Si tuviera que establecer un denominador común, aun fuera como simple señuelo para comprender la escritura de este ensayista singular, propondría que viene dado por el vínculo, la relación comunicante y enriquecedora que su prosa y su concepción del arte y de lo escrito consiguen entre ámbitos a la vez tan específicos y tan sutilmente porosos como son los paradigmas de la ciencia médica, las ciencias sociales, la literatura, la filosofía y las artes. Su ojo mira, luego, el corazón le late y de ese latido brotan la emoción, el gusto estético y la mirada oblicua, particular de su poética y encumbrada prosa crítica.

Jochy Herrera todo lo mira, lo contempla activamente, y lo contemplado se torna en él latido, estremecimiento, invitación al asombro, la meditación y la acción de la palabra. Por ello toma de Giordano Bruno su notable acepción de la estrecha relación entre lo visto y lo percibido, entre lo que captan los ojos, para luego convertirlos en mirada, es decir, en entendimiento que al alma potencia y conmueve.

Es del gran filósofo vienés Wittgenstein la aseveración que invita a no contentarnos con ver el ojo humano como un mero receptor, sino más bien, advertir que cuando el ojo ve, se ve que algo sale de él, por lo tanto, lo que uno ve es la mirada del ojo mismo.

En la mirada, por demás, queda claro el indicio del esplendor de la palabra. Será en Jean-Luc Nancy (2006), en quien reconoceremos que la mirada, por ejemplo, del retrato, no mira nada y mira la nada. Hay una contradicción íntima, una contrariedad del sujeto espectador en mirar la nada.

Pero esa contrariedad, esa contradicción en la intimidad se suspende una vez comprendemos que la mirada no se reduce a una relación a secas con el objeto. La mirada libera al sujeto. Al mirar, el sujeto entra en una abierta y polisémica relación con el mundo, no solo con el objeto observado. El sujeto se disipa y recrea en la relación dialógica con el mundo.

Despierta curiosidad el significado del vocablo pentimento, término inherente al italiano del Renacimiento (pentimenti) y al lenguaje que analiza la génesis de la obra de arte. El pentimento es la revelación de la parte original de una pintura que había quedado cubierta por una pintura posterior.

Remite a la presencia o aparición de imágenes, formas o trazos de factura anterior que han sido cambiados y pintados o sobrepintados.

Es, pues, el vestigio, la huella de un arrepentimiento experimentado por el artista, que recurre a cubrir aquel presumible yerro o desliz del trazo con un intento nuevo, que quedará como obra definitiva.

Son frecuentes los arrepentimientos en obras del originalísimo artista español del siglo XVII Diego Velázquez. Profundizaremos luego en el contenido del libro.



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