La migraña no es sólo un dolor de cabeza. Es una condición neurológica compleja que afecta a más de 1,000 millones de personas en el mundo y, según la OMS, constituye una de las principales causas de discapacidad en menores de 50 años.
Entre el 12 y el 17 % de la población mundial padece migraña, siendo más frecuente en mujeres.
Quienes conviven con esta condición no sólo sienten dolor físico, sino que también enfrentan ausentismo laboral, deterioro del rendimiento diario y limitaciones para estudiar, socializar o disfrutar de la vida.
Los pacientes migrañosos pierden, en promedio, entre 4 y 10 días al mes de funcionalidad plena, y
muchos se ven obligados a cancelar compromisos de manera inesperada.
El insomnio puede ser tanto causa como consecuencia de la migraña. Dormir mal desencadena crisis, y las crisis a su vez impiden un sueño reparador. Este círculo vicioso perpetúa la enfermedad y deteriora la calidad de vida.
Síntomas como ansiedad, irritabilidad y tristeza pueden aparecer antes, durante o después de una crisis. Estos cambios no reflejan debilidad emocional, sino desequilibrios neuroquímicos y desregulación de neurotransmisores.
En pacientes con migraña crónica, factores psicosociales como estrés, menstruación u ovulación incrementan la carga emocional y social, amplificando la limitación que ya sienten.
Daño silencioso
Cuando la migraña se vuelve crónica (más de 15 días al mes), el cerebro se mantiene en un estado de hiperexcitabilidad constante y estrés oxidativo. Estudios de neuroimagen muestran alteraciones en áreas relacionadas con memoria, atención y velocidad de procesamiento. pacientes suelen manifestar: “Siento que no pienso igual”; “Me cuesta concentrarme”; “Se me olvidan cosas simples”.
Estigma invisible a pesar de su alta prevalencia, la migraña sigue siendo subestimada. Frases como “eso es mental”, “tómate una pastilla” o “es solo estrés” profundizan el aislamiento y la culpa. La necesidad de reposo en silencio, sumada a la fatiga y la irritabilidad, deteriora relaciones familiares, de pareja e interpersonales, convirtiendo la migraña en una barrera invisible entre el paciente y su entorno.
La migraña conduce al aislamiento y aumenta la frustración y sentimientos de desvalorización.
aunque la condición no se vea, sus efectos son profundamente sentidos.
Comprender, dimensionar y concientizar sobre la migraña es esencial: es mucho más que un dolor
de cabeza; desconecta la mente, el cuerpo y, muchas veces, la vida misma de quienes la padecen.
Disfunción
Afecta autoestima
Esta disfunción cognitiva silenciosa impacta la autoestima y el desempeño académico o profesional. Alte
raciones en la microvasculatura cerebral pueden generar deficiencias tempranas en atención y memoria de trabajo.
La autora es neuróloga, especialista en párkinson y movimientos anormales y coordinadora de Proyectos de Cognitiva RD.
* Por Marcia Castillo