Es la productora de televisión más grande del mundo hispano. Tiene millones de televidentes sólo en México, múltiples intereses económicos, dos equipos de fútbol y cotiza en la bolsa de Nueva York desde hace casi dos décadas.
Y sin embargo, este no parece ser un buen año para Televisa: protestas masivas en su contra, acusaciones de favoritismo político, publicaciones negativas en la prensa internacional y ahora un confuso caso de suplantación en Nicaragua que amenaza durar por meses.
Según algunos analistas, el punto de quiebre se presentó durante la campaña presidencial de este año, cuando miles de estudiantes, integrantes del movimiento #yosoy132, protestaron contra lo que veían como un claro favoritismo de la televisora al candidato Enrique Peña Nieto, quien finalmente resultó ganador.
Como parte de las protestas, los jóvenes realizaron un «plantón» frente a la principal sede de Televisa el día que empezaban los Olímpicos de Londres.
«Es un punto de inflexión. En el momento de mayor poder e impunidad de Televisa, es su momento de menor credibilidad» asegura Jenaro Villamil, abierto crítico de la televisora y quién ha tocado el tema del emporio en varios libros, el último titulado «Si yo fuera presidente. El reality showde Peña Nieto».
Sobre las acusaciones de los estudiantes, en su momento Javier Tejado, vocero del Grupo Televisa, defendió ante BBC Mundo la cobertura de la campaña presidencial.
«El reporte de medios hecho por el Instituto Federal Electoral junto a la Universidad Nacional Autónoma de México señala que más de 99% de nuestras notas fueron neutrales o meramente informativas sobre las actividades para los candidatos».
Resonancia internacional Menos de un mes antes de las presidenciales, el periódico británico The Guardian publicó un artículo en el que decía poseer documentos que mostraban que Televisa había vendido cobertura favorable a políticos mexicanos.
Así mismo, indicaba que la televisora había llevado a cabo una campaña para desprestigiar al candidato de la izquierda, Andrés Manuel López Obrador.
Aunque The Guardian decía que no había sido posible constatar la autenticidad de los documentos filtrados, aseguraba que múltiples verificaciones mostraban que nombres, datos y fechas tenían consistencia con lo que allí se decía.
Televisa rechazó vigorosamente esos señalamientos y acusó al periódico de falta de rigor periodístico y de negarse a enseñarles los documentos en cuestión. Además exigió una disculpa.
The Guardian no sólo defendió el artículo, sino que cuatro días antes de las elecciones publicó otro en el que decía que Televisa había creado una «unidad secreta» dentro de la organización para apoyar la campaña de Peña Nieto desde 2009 y desacreditar a posibles rivales dentro de su propio partido.
Según The Guardian: «Televisa rehusó hacer ningún tipo de comentario sobre los particulares de los documentos pero negó la idea de que hubiera favorecido al PRI y dijo que hizo trabajo político para todos los grandes partidos».
Aunque voceros de Televisa declinaron conceder una entrevista a BBC Mundo, recordaron que el Instituto Federal Electoral y el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación habían desechado las acusaciones en su contra, «lo que además constituye un desmentido de parte de la autoridad hacia The Guardian».
Problemas en Nicaragua
Pero faltaba más. El 24 de agosto se conoció la detención en Nicaragua de 18 mexicanos que viajaban en seis camionetas con el logotipo de Televisa, en las que además de modernos equipos de televisión, llevaban más de 9 millones de dólares ocultos.
En los vehículos también se encontraron rastros de cocaína. Por esto, las autoridades nicaragüenses abrieron una investigación por lavado de dinero, crimen organizado y tráfico de drogas.
Desde el principio, los detenidos manifestaron trabajar con Televisa, versión que no han modificado. Y al menos uno de los detenidos ha insistido -a través de su abogada, Johana Fonseca- que trabaja para Televisa.
En un comunicado publicado el 28 de agosto, el gigante televisivo indicó que «ninguno de los detenidos ha trabajado en Grupo Televisa y los vehículos confiscados no han formado parte de nuestro parque vehicular. Por su parte, Noticieros Televisa no cuenta con corresponsal alguno en ese país».
Días después, investigaciones de medios mexicanos revelaron que las camionetas estaban registradas en el Distrito Federal a nombre de Televisa.
Ante esto, la compañía anunció que presentaría una denuncia por la «posibilidad de que algunos de los vehículos confiscados en la aduana ‘Las Manos’ (Nicaragua) hayan sido indebidamente registrados, con documentación falsificada, como propiedad de esta empresa». Y el pasado 5 de octubre, los propios noticieros de Televisa informaron que en total son «trece las camionetas que se dieron de alta, con documentación apócrifa»
El juicio a las 18 personas detenidas está previsto para el 3 de diciembre y según dijo hace algunas semanas al programa radial Aristegui Noticias (que le hace un seguimiento casi diario al tema) el fiscal especial nicaragüense Armando Juárez, aún están a la espera de las pruebas definitivas de las autoridades mexicanas de que las camionetas no pertenecen a Televisa.
Momento difícil
Para la analista de medios y experiodista María Elena Meneses, profesora del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey, todo esto muestra que «Televisa está pasando por uno de los momentos más difíciles de su historia».
Esta no es una opinión que comparta el escritor e historiador Héctor Aguilar Camín, quien tiene un programa en la televisora. «Creo que el tema del 132 no afectó en absoluto el funcionamiento básico de la empresa a juzgar por sus resultados… De lo que amí me consta, es decir del programa que yo hago, es que ni los ratings ni los ingresos se han caído».
Es algo que refrenda la propia empresa: «con respecto a la supuesta percepción negativa de la empresa, contra esa opinión totalmente subjetiva, tenemos este trimestre la audiencia más grande en programas de entretenimiento y noticieros».
Sin embargo, tanto María Elena Meneses como Jenaro Villamil señalan que a Televisa sí le deben preocupar las protestas de los jóvenes, las audiencias del futuro.
«Mal haría en no tomarse en serio la demanda ciudadana que comenzó a partir de los jóvenes de yosoy132… A mí me parece que Televisa debe estar reflexionando y pensando en algunos cambios… También me parece que las nuevas generaciones están dejando de ver a Televisa. Y ellos lo que quieren es conservar su negocio», reflexiona María Elena Meneses.
La analista advierte sin embargo que «México está cambiando y Televisa tiene que cambiar. Así lo ha hecho históricamente».
Y es evidente que cambios ha habido. Aunque las acusaciones de favoritismo político no han cesado, ahora Televisa asegura que su cubrimiento es imparcial. Lejos parecen estar los tiempos en que Emilio Escárraga Milmo -padre del actual presidente y quien cimentó el emporio- se ufanaba públicamente de ser «un soldado del PRI».