Santo Domingo.-La incontinencia urinaria es un problema de salud que se presenta con una alta frecuencia en la población femenina dominicana.
Esta situación, que baja la estima de la mujer, está estrechamente vinculada con los descensos y estos a su vez son una consecuencia de los partos múltiples.
Se trata de la pérdida involuntaria de orines, el más frecuente trastorno de la expulsión de líquido, explica el doctor Buenaventura García Chaljub, médico rehabilitador del Centro de Diagnóstico, Medicina Avanzada y Telemedicina (Cedimat).
Autoestima
Se considera normal que un niño o niña no tenga control en su salida de orina antes de los dos años de edad, pues el esfínter uretral, que es la llave que abre y cierra la vejiga, aún no está controlada antes de ese tiempo.
Esta condición afecta más a las mujeres que a los hombres, dos veces más al menos, pero en adición a las molestias, este problema de salud baja la estima de las féminas, lo que las lleva a refugiarse en las casas por temor a que en una actividad social se produzca un episodio de salida de orines.
Puede afirmarse con toda certeza que la condición de la mujer con incontinencia urinaria y no se trata, tiene una pobre calidad de vida, debido al temor permanente de la pérdida de autonomía y al miedo a mojar de orines sus ropas.
El silencio
La persona incontinente suele ocultarlo. Es una discapacidad que se oculta que conlleva una gran carga simbólica, por el estigma del olor poco higiénico y una ropa mojada.
Para que pueda efectuarse una expulsión de orines debe darse un almacenamiento, en la vejiga, de los residuos líquidos producidos por los riñones y luego viene la salida del líquido.
Se trata, explica García Chaljub, con vasta experiencia en la rehabilitación de esta condición, de una compleja interacción de un conjunto de órganos y sistemas que permite esta función.
El galeno dijo que una vez el individuo va superando la etapa de bebé, la micción o salida de orine es un acto supeditado al control de la persona.