La Iglesia Católica luce descabezada y sin rumbo

La Iglesia Católica luce descabezada y sin rumbo

La Iglesia Católica luce descabezada y sin rumbo

*Por Alexander Pérez

El obispo de la diócesis de la provincia Peravia, Víctor Masalles, ha destapado un debate interesante a lo interno de la Iglesia Católica, porque ha denunciado que esta institución milenaria en el país tiene un vacío de liderazgo que en los últimos años le ha excluido de los escenarios de diálogos y concertación.

De acuerdo a la observación del purpurado, la iglesia de Pedro El Pescador está en el deber y la obligación de redireccionar su rol en la sociedad, para que pueda servir genuinamente con autoridad en la mediación de los escenarios de conflictos.
Estas declaraciones del obispo de Peravia han sido tan contundes que por las reacciones adversas que han salido, se evidencia que estremecieron a la conferencia del Episcopado.

De inmediato, el obispo de Barahona, monseñor Andrés Napoleón Romero Cárdenas señaló que ellos nunca han dado la espalda a los temas importantes de la sociedad, pero que quizás en algunos casos no ha reaccionado de la forma intensa como algunos esperaban.

Romero Cárdenas argumentó que: “la Iglesia tiene que velar por todos sus hijos, a eso se debe su papel de reconciliación en los conflictos”.
Mientras, que el arzobispo de Santiago, monseñor Freddy Bretón observó: “indudablemente la iglesia tiene que hacerse presente en la sociedad; su naturaleza y su propia misión la llevan a interactuar con todas las entidades sociales, y con las personas en particular”.

Pero Bretón se la devuelve a Masalles cuando expresa: “la sociedad vive otros tiempos; puede ser que antes viviéramos tiempos de excesivas intervenciones de la iglesia en cuestiones sociales, y ahora, que experimentamos, quizás otro estilo, percibimos como disminuido el accionar de la Iglesia”

El obispo de San Francisco de Macorís, Alfredo de la Cruz Baldera, intervino en el debate a través de su cuenta de Twitter, y refirió que: “el liderazgo de la Iglesia Católica se refleja en el anuncio de la fuerza transformadora del evangelio; el liderazgo de la Iglesia consiste en el anuncio de la fuerza transformadora del evangelio”.

Todo parece indicar que la iglesia tiene cansancio por las huellas del tiempo, es evidente que los actuales líderes, no solo en el país, sino también a nivel mundial, están perdiendo influencias, importancia y carácter. Es más, la propia elección de Francisco al frente de la institución, fue producto de la crisis en que se abaten, que se estima la más profunda en todos los tiempos.

De hecho, uno de los periodistas que cubre esta fuente para una de las grandes cadenas de televisión observó: “en la audiencia semanal del Papa en la Plaza de San Pedro, los turistas y peregrinos apenas llenaban la mitad de la explanada”. Lo que expresa claramente que la crisis de las agresiones sexuales de algunos curas ha afectado a la institución en forma determinante.

Pero también en el país, usted visita cualquiera de las iglesias en horas de misa y podrá observar cómo ha perdido interés en su feligresía. Hasta se ha debilitado el afán de las familias por bautizar a sus hijos.

Ahora bien, Nicolás de Jesús López Rodríguez y monseñor Agripino Núñez Collado, que tuvieron el liderazgo principal de la iglesia en las últimas décadas, con sus debilidades y fortaleza la mantuvieron en alta, y cuando no sonaba por un lado, estaba en el medio por el otro, a tal punto que para todo había que consultarlos y ejercían una influencia determinante en la sociedad.

En estas dos figuras del purpurado se cumplían los cinco elementos cruciales para el ejercicio de un liderazgo efectivo, humildad, generosidad, autenticidad, respeto y compromiso.

Tanto López Rodríguez como Núñez Collado ejercieron un liderazgo con valentía, responsabilidad y compromiso, se podía estar de acuerdo con ellos o no, pero hay que reconocer que le dieron liderazgo y autoridad a la iglesia, como lo demuestra el que desde el 1966 con el doctor Joaquín Balaguer, don Antonio Guzmán, Salvador Jorge Blanco, Leonel Fernández, Hipólito Mejía, Danilo Medina y hoy Luis Abinader, han hecho presencia cada 21 de enero en la Basílica de Higüey, con motivo del Día de la Virgen de la Altagracia.

Pero desde que estos cedieron sus espacios a las nuevas generaciones de obispo, la institución luce eclipsada e inerte, donde solo prevalece el interés de cada uno por escalar las montañas del bienestar.

Entonces Masalles tiene la razón, la iglesia en el país tiene que sacudirse, y redireccionar sus objetivos a volver a ser grande ante la gente.

@alexandrperez



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