La fragmentación en la sociedad dominicana

La fragmentación en la sociedad dominicana

La fragmentación en la sociedad dominicana

Sin ser sociólogo, pretendo desde mi  condición de activista social tratar de entender y explicar desde mi óptica, el proceso por el que ha pasado y sigue  pasando la sociedad dominicana y  su fraccionamiento, puesto que no hay una organización social o política que no esté divida en el país.

Para poder entender el presente, debemos irnos al pasado, y   ver   las civilizaciones precolombinas de nuestro continente americano, como Los Mayas, Los Aztecas, Los Incas y Los Tainos.

La civilización Maya se desarrolló en un territorio de aproximadamente 400,000 kilómetros cuadrados, en la región que abarca el sureste de México.

La otra gran civilización fueron los aztecas, que tuvieron una extensión del territorio que  hoy día corresponde  a la mayor parte del centro y sur de México.

La tercera, y no menos importante fue la civilización Inca, que  abarcó cerca de dos millones de kilómetros cuadrados entre el océano Pacífico y la selva amazónica.

 

Los Tainos de la Española

En la isla Española se desarrolló la civilización de Los Tainos, cuya extensión territorial fue de 76,192 kilómetros cuadrados, y tuvieron cinco cacicazgos, si dividimos los kilómetros cuadrados por los cacicazgos que existían, correspondería un cacicazgo cada 15,238.4 kilómetros cuadrados.

Mientras en una parte de Norte América, Centro América y Sur América existieron civilizaciones que tenían un soberano que dominaban poblaciones que se extendían por cientos de miles o millones de kilómetros cuadrados, en la isla española para poco más de 76,000 km² habían cinco caciques. Sin ser muy inteligente se puede deducir que desde la época pre colombina nuestros ancestros estaban divididos y cada uno era jefe en su pequeño territorio.

La división es un mal generalizado, en casi todas las estructuras de la sociedad dominicana. Nuestra vida como República inició fragmentada en términos político, como nos menciona el historiador Frank Moya Pons en su Manual de Historia, habían cuatro movimientos separatistas, estaban los trinitarios dirigidos por el padre de la patria Juan Pablo Duarte, los pro-español, con Gaspar Hernández y Pedro Pamiés, los pro-ingles, y lo encabezaba un propietario de Las Matas de Farfán de apellido Pimentel, los Afrancesados, y sus representantes eran Buenaventura Báez y el comerciante Manuel Joaquín Delmonte.

 

 

Décadas después en el partido azul, a quienes podríamos considerar continuadores de la obra independentista, también había una división entre los partidarios del general Gregorio Luperon,  y el dictador  Ulises Heareaux. Luperon fue el líder hasta que llego Heareaux al gobierno.

La visión de que todos queremos ser jefes, predomina en la sociedad dominica de ayer y de hoy. En la actualidad hay más de 26  partidos y movimientos políticos reconocidos, y decenas sin reconocimientos.  En cuanto a la izquierda pasa lo mismo, más de 80 organizaciones de izquierdas existen en la actualidad, algunas de ellas con un puñado de militantes. Muchos de estos militantes de izquierda juraron adhesión al centralismo democrático, que entre otros elementos plantea que la minoría se subordina a la mayoría, pero en cuanto sus posiciones fueron derrotadas a lo interno de sus organizaciones se marcharon o generaron una división, desconociendo los postulados leninista que supuestamente decían defender.

 

División en los Partidos Tradicionales

Si pensando en división en los partidos políticos dominicanos tradicionales, debemos decir, sin lugar a equivocarnos que el PRD es la expresión concreta de la división partidaria, pues de sus seno han salido el PLD, el BIS, el PRI y más recientemente el PRM. Aún hoy el PRD disminuido se mantiene dividido entre su presidente Miguel Vargas y un grupo entre los que se encuentran Guido Gómez, Tonty Rutinel y varios dirigentes más.

En el PLD todos conocemos de la segmentación que existe entre Danilistas y Leonelistas, si aún no se ha producido la ruptura en esta organización es porque el poder lo mantiene cohesionado. Pero las diferencias entre ambos bandos llega en algunos pueblos hasta la agresión física. En el caso del PLD no debemos olvidar que este partido es fruto de la división del PRD en el 1973, cuando Juan Bosch y una parte del PRD se marcharon y fundaron al PLD.

Durante la mayor parte de vida del PRSC se mantuvo cohesionado en torno a su principal líder, Joaquín Balaguer, luego de fallecer este, se han dividido en varios partidos y movimientos minúsculos, y que solo buscan las migajas del poder. Aun diezmado este partido está dividido, entre un grupo que encabeza  Federico -Quique- Antún Batlle y Rogelio Genao y el otro liderada por Víctor -Ito- Bisonó y José Hazim Frappier.

El caso del PRM que nace en el 2014, afloró al mundo, con dos grupos uno lo encabeza Luis Abinader y el otro Hipólito Mejía.  Explicar la partición de este partido esta demás, pues Hipólito anda  por un lado y Luis por el otro, ni en la ley de partido han logrado ponerse de acuerdo.

En conclusión la República Dominicana desde su propia fundación nació dividida, durante los procesos  posteriores a nuestra confirmación de independencia continuamos segmentados. Y en la actualidad no existe organización social o política (de importancia) que no haya pasado por un desmembramiento. Las explicaciones sociológicas o sociales de tan errado comportamientos no la tenemos, debemos buscarlas o juntos construirlas, pero es importante como nación buscar una explicación para poder comprender las razones que impiden que podamos tener grandes coincidencias que confluyan en un gran torrente unitario que derrote la falta de unidad histórica que ha caracterizado al pueblo dominicano. Creo en una gran unidad de voluntades que enrumben a este gran pueblo hacia un gobierno, que garantice un estado de bienestar colectivo. Y como decía Simón Bolívar,  garantice al pueblo la mayor suma de felicidad posible. Y que borre de la mente y los corazones la dañina división. Sólo el devenir histórico dará respuestas si como dice el viejo refrán español, preferiremos ser cabeza de ratón o cola de león.



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