Bloomberg News.-El éxito del próximo presidente de la Reserva Federal de los Estados Unidos, ya se trate de Janet Yellen, Lawrence Summers u otro, no dependerá tanto de su ortodoxia en política monetaria como de su disposición a trascenderla.
Esa flexibilidad define a las autoridades de los principales bancos centrales del mundo: la Reserva Federal, (Fed), el Banco Central Europeo y el Banco de Japón.
Los tres respondieron a conmociones económicas mediante el abandono de los dogmas institucionales y la ampliación de su tarea.
En la Fed, el presidente Ben S. Bernanke instrumentó el experimento menos convencional de la historia de la política monetaria de los Estados Unidos valiéndose de billones de dólares en compras directas de bonos para bajar las tasas de interés a largo plazo, así como de la expansión del papel del banco central como entidad crediticia de último recurso.
Bernanke, que tiene 59 años, fue el primero en cambiar.
A principios de 2009, cuando la economía estadounidense se contraía a un ritmo anual de 5,3 por ciento, el presidente de la Fed creó medidas especiales que nadie había tomado en cuenta antes: recurrió, entre otras, a compras de valores hipotecarios de más de 1 billón de dólares para que el crédito siguiera fluyendo a los mercados inmobiliarios.