La Farsa

La Farsa

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La farsa, tragedia y oráculos de

nuestros políticos y sus entelequias

Porque… “Yo si sé, que un hombre con la

verdad, posee la mayoría”.

La libertad de conciencia se entiende

hoy día, no solo como la libertad de

creer lo que uno quiera, sino también

de poder propagar esa creencia.

J. Swift.-

Extraña sensación al no poder describir, aquello que para muchos es tan obvio, como sería establecer la inmensa gravedad y hasta dónde nos puede hundir la situación “idílica” en la cual vivimos, y peor aún, hasta dónde se ha y está comprometiendo el enrarecido futuro de las próximas generaciones.

Quizás, de manera indiscreta e imprudente pero, llena de dolorosa y traumática realidad, evoco hoy, de manera muy compungida y frustratoria, a Federico García Godoy, cuando refiriéndose al gobierno transitorio del general Bordas Valdés, allá por el año de 1912, manifestó su alegría por la ascensión al poder, de quien él consideraba que podría garantizar y ser el ejemplo respetuoso del buen ciudadano cumplidor de las leyes.

Pero que va, “los hechos vinieron prestos con su irresistible elocuencia a demostrar que por completo me había equivocado, al pensar que él no iba a ser uno de tantos. Lo fue desgraciadamente, acentuando el escepticismo que impera aquí, respecto de la abnegación y desinterés de nuestros hombres públicos… Además, su administración interna, en lo político y en lo económico, no ha podido ser más desastrosa”.

Ibídem, si, de allí mismo y del mismo alimento, al parecer, se ha nutrido la gran mayoría de nuestros políticos. Son tan, pero tan creativos, innovadores e ingeniosos, en sus proposiciones y los propósitos por las cuales hacen las mismas, que no me queda más remedio que estar de acuerdo con uno de ellos. “Enllavao”, “carismático” como el que más, principalmente entre los carentes de fortuna y eternos aspirantes de funditas de miseria, cuando con notable despego, manifestó, refiriéndose a los miembros de un estamento de la justicia, que todos fuesen relevados, por jóvenes profesionales, porque “asegún” él, ya tienen suficientes años en el cargo.

Bien por él, pero, ¿y de los políticos qué? ¿No piensa ese distinguido lo mismo con relación a ellos? De no ser así, entonces su proposición es toda una falsedad, una vaina más de las tantas expresiones politiqueras. Hasta podríamos decir, una inmoralidad de las que estos señores nos tienen acostumbrados, por ejemplo: el escándalo sobre una de las que parecían eternas repeticiones de reparación de la carretera Cazabito-Constanza, donde el dinero se esfumó como por arte de magia. Pero, “asegún”  dicen, se lo “chupó” una campaña política y que al parecer, le pusieron un biberón al denunciante, que hasta el día de hoy, el referido comentarista y político, no ha vuelto a decir ni siquiera esta boca es mía. Eso no lo digo yo, eso es “asegún” dice la gente. Humnnn

Y, como “to´tamo jarto” de lo mismo, basado en la fuerza moral que le proporciona la virtud, a todo aquél que aún puede conservar los mejores principios éticos, aquellos que  no le permiten doblar la cerviz ante la arrogancia y el vicio supuestamente triunfante, es que me permito hacer la siguiente pregunta a todos los hombres y mujeres  serios de este país, sin importar su condición económica.

¿Qué hace usted inscrito o perteneciendo a una de las llamadas organizaciones o partidos emergentes, reconocidos negocios particulares, entelequias políticas cuyo mayor aporte a la nación es facilitar las “negociaciones” de sus principales dirigentes, en pos de mejorar o aumentar sus caudales, tanto de poder como económico y que han desacreditado a las verdaderas organizaciones representantes de las minorías no políticas?

¿Está consciente de que usted es simplemente “una cosa”,  a la cual le ponen un narigón para llevarla a “votar libremente”, por esto o por aquello? Dígame, ¿qué diablos está haciendo, al dejarse conducir como vaca al matadero, solo por unas funditas o un “pote e´romo”, que más tarde o temprano lo harán más infeliz?

¿Ha pensado usted, que las mayorías de esas “cosas” ni “puel´diablo” osan ir solos a unas elecciones, porque perderían vergonzosamente su reconocimiento y con ello se le acaba la “teta” de donde están pegados?

¡Espabílese, hermano!, no sea pendejo, no se deje arriar como ganado, quédese solo y vote por quien le de su gana.

Y, si acaso necesita la fundita, el “romo”, el puerquito o salami, “pa´lante” y cuando vaya a votar, hágalo por quien usted considere que va a ser el esfuerzo sincero por sacarnos de este atolladero, aunque después sufra tremenda frustración.¡Sí señor!

E-mail: rafaelpiloto1@hotmail.com 



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