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La experiencia Mantequilla, las estafas piramidales y los negocios de multinivel

Mantequilla es el apodo de Wilkin García Peguero, un hombre de Sabana Grande de Boyá que logró notoriedad y posteriormente una condena judicial por abuso de confianza, luego de desarrollar un esquema de negocio en el que prometía dividendos de hasta un 100% a sus inversionistas.

Ha vuelto a lograr que se hable de él, esta vez modificando la forma en la que opera, aunque con la misma temática central: recaudar dinero de gente que busca obtener ganancias rápidas.

La experiencia Mantequilla no es única ni aislada. En República Dominicana, cada cierto tiempo surgen modelos similares con resultados parecidos: ilusos que pierden grandes cantidades de dinero y luego, luego gritan pidiendo ayuda de las autoridades.

Hace tiempo atrás aprendí a diferenciar entre una estafa piramidal y los denominados negocios de multinivel.

El primero es un esquema ilegal de tráfico de dinero y el segundo, un modelo que ha logrado aceptación en gran parte del mundo, con algunos modelos de éxito y de sostenibilidad en el tiempo.

La diferencia básica entre ambas prácticas es que el negocio de multinivel se auxilia en un producto y basa la adquisición de ganancias en las compras que se producen.

Los pagos a sus asociados se generan en función de un porcentaje que ronda el 30% de lo vendido, cuyas compensaciones se van distribuyendo en función de la red de vendedores que se haya creado.

La base ideológica es que todo negocio necesita pagar publicidad para crecer y dicha inversión debe ser similar a un 30%.

Pues bien, lo que hace el negocio de multinivel, en teoría, es que suprime el pago de publicidad tradicional destinándolo a su red de vendedores y asociados.

Esto, por supuesto, tiene sus aristas. No es dinero fácil ni un trabajo de medio tiempo, como muchas veces se promueve.

La práctica requiere el compromiso casi absoluto del asociado, quien deberá colocar productos y sostener en el tiempo un volumen de ventas, y a la vez auspiciar a otros, de los cuales obtendrá algunos márgenes de ganancia en función de lo que vendan y que corresponde, como ya dijimos, a los fondos que debieron ser destinados a publicidad.

Para que estos negocios funcionen, deben tener una estricta contabilidad, sus productos deben ser de altísima calidad y contar con todas las regulaciones estatales requeridas para sus operaciones, lo que es fácilmente verificable.

Estas empresas tienen un altísimo tráfico de asociados, muchos de los cuales abandonan tras enterarse del compromiso que se exige.

Es por eso que desarrollan programas de fidelidad consistentes en encuentros semanales o mensuales, promoción de lectura de autoayuda y de testimonios de éxito de otros asociados.

Tienen su propia modalidad de premios, que pueden incluir viajes, reconocimientos y hasta dinero en efectivo, tras alcanzarse ciertas metas.

Es como un culto, pero de negocios, pese a lo cual la cantidad de los que abandonan es altísima, obligándolos a mantener en activo sus jornadas de captación de nuevos talentos e incluso romper con su filosofía de evitar pagar publicidad tradicional, pues hay almas que salvar.

Entre algunos casos de éxito y/o permanencia en el tiempo se encuentran Amway, Natura & Co, Herbalife Nutrition, entre otras.

En cambio, los negocios de modelo piramidal, la mayoría de las veces carecen de productos fiables o no tienen, y en caso de que sí, suelen basar su operatividad y priorizar la captación de asociados a los que cobran una suma considerable por concepto de inscripción, misma que utilizan para distribuir entre los integrantes de la pirámide y que terminan irremediablemente en quiebra.

Ambos modelos, sin embargo, al igual que las operaciones de Mantequilla, se anclan a la desesperación de la gente por salir de situaciones económicas adversas y, en otros casos, son simples canalizadores de ese espíritu estafador que subyace en muchos descendientes de corsarios, piratas o colonialistas.

Por eso, aupo en silencio a los que son seducidos por el multinivel o el networking, aunque sin hablar mucho pues los terminaría desmotivando; pero respondo con frialdad a los que gritan ser engañados en un negocio piramidal.

En realidad, casi siempre se trata de otro estafador que llegó tarde a la repartición.

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Anyelo Mercedes

Es periodista y locutor. Cubre Congreso, Partidos Políticos y JCE.

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