
Quien no tiene valor para actuar, por lo menos tenga pudor para callar.
Este breve esbozo sobre el sesenta y cuatro aniversario de la gloriosa expedición armada del 14 de junio de 1959 no pretende ser una investigación exhaustiva sobre este hecho de tanta trascendencia para el pueblo dominicano. A lo sumo es un tributo para contribuir a mantener activa la memoria histórica de la sociedad dominicana.
La dictadura de Trujillo se había iniciado en 1930, sumiendo al país en un laberinto de terror y abyección. El dictador había convertido el Estado dominicano en una especie de hacienda personal.
El exilio era una opción para que los desafectos a la dictadura pudieran salvar la vida. El estado de derecho era una ficción.
Frente a la opresión y calamidad que abatían al pueblo dominicano, se había intentado derrocar a Trujillo mediante expediciones organizadas por los exiliados.
En el contexto interno, las conspiraciones contra el régimen habían sido develadas y sus organizadores estaban en las cárceles o vilmente asesinados.
Para el año 1959 en Cuba se llevaba a cabo un proceso de lucha armada contra la dictadura del general Fulgencio Batista, quien fue derrocado el 1 de enero de ese mismo año con la toma de la ciudad de La Habana. Tras este hecho asumió el Gobierno el líder revolucionario, Dr. Fidel Castro Ruz.
En el desarrollo de la resistencia armada en Cuba, Fidel Castro había prometido ayudar al pueblo dominicano en su lucha contra la dictadura de Trujillo. Varios compatriotas participaron en la insurrección cubana. El exilio dominicano había hecho varios intentos para derrocar la dictadura sin éxito militar.
Dentro de estos intentos se citan el de Rafael Estrella Ureña en 1933, Cayo Confites, 1947, representado por Ramón Emilio Mejía, Mauricio Báez, José Horacio Rodríguez y Fidel Castro Ruz, entre otros.
Además, el de Luperón el 19 de junio de 1949, liderado por Horacio Julio Ornes Coiscou, Juan Rodríguez y otros líderes, durante el cual arribaron los patriotas por la bahía que tiene ese mismo nombre, sin obtener resultados favorables. Participaron estadounidenses, mexicanos, nicaragüenses, costarricenses, entre otras nacionalidades.
La dictadura había mostrado solidez en su permanencia, hasta ese momento. El exilio dominicano fue activo y valiente, aun con los reveses.
Cambio en Cuba
Con el triunfo de la revolución cubana las condiciones se hacían propicias para una acción militar contra el régimen de oprobio que dominaba al pueblo dominicano.
Con el respaldo cubano se organizó la fuerza expedicionaria que llegaría a territorio dominicano el 14 de junio de 1959, integrada por combatientes de varias nacionalidades: costarricenses, puertorriqueños, españoles, guatemaltecos, estadounidenses, entre otras. Gesto este que atestigua el carácter internacionalista, expresado de manera irrestricta, para sacar a Trujillo del poder e instaurar un gobierno democrático.
Además, que se aseguraran las tierras para los campesinos, educación y salud gratuita para todos, entre otras reivindicaciones de alto contenido social. Dentro de los patriotas que dirigían las fuerzas revolucionarias, se destaca el comandante Enrique Jimenes Moya, dominicano, héroe de la Revolución cubana, en la que fue herido en combate y alcanzó el rango de capitán; Delio Gómez Ochoa, cubano, quien fue comandante del Frente Oriental en Cuba, llamado el IV Frente Simón Bolívar, y un conjunto de combatientes de un gran fervor patriótico.
El total de combatientes se estima en 198. Los inconvenientes de coordinación en los últimos minutos dificultaron la penetración silenciosa y efectiva al territorio nacional.
Junto a esto, las informaciones que la dictadura tenía sobre una potencial invasión armada desde Cuba, se habla de agentes infiltrados en el movimiento expedicionario.
La táctica de combate era la guerra irregular, o de guerrillas. Penetrar por tres puntos geográficos diferentes del país. San Juan de la Maguana, Maimón y Estero Hondo fueron los escenarios elegidos para el desembarco y así poder avanzar a lugares más propicios.
Era domingo, en la tarde
El domingo 14 de junio de 1959 a las 3:00 p. m., aproximadamente, salieron 54 expedicionarios en un avión C-46, con los colores y símbolos de la Fuerza Aérea Dominicana, para evitar ser detectado. El avión era piloteado por un “venezolano de nombre Julio César Rodríguez y asesorado por Juan Ventura Simó, dominicano, expiloto de la AMD”.
El punto de aterrizaje original se había fijado en San Juan de la Maguana, pero Ventura Simó lo desestimó, ya que la pista de aterrizaje era muy corta y ponía en peligro al avión y a los expedicionarios y eligió a Constanza. Esta fue la razón del cambio de planes.
El avión aterrizó en Constanza a las 6:22 p. m. En ese mismo atardecer los combatientes se enfrentaron a una patrulla militar, ocurriendo las primeras bajas del ejército trujillista. Este inesperado encuentro, dividió a los 54 expedicionarios en dos grupos de manera casual.
Un grupo de 34 estaba con el comandante Enrique Jimenes Moya, y otro grupo de 20 acompañaron a Delio Gómez Ochoa.
El lunes 15 de junio la Aviación Dominicana bombardeaba las zonas donde se sospechaba que podían estar los guerrilleros.
“El 20 de junio lograron desembarcar, por Maimón, 96 combatientes liderados por José Horacio Rodríguez”. Los revolucionarios no pudieron establecer una resistencia permanente, pues Trujillo movilizó al campesinado, aterrorizado por los abusos de la dictadura, fuerzas paramilitares y a toda la maquinaria criminal contra estos héroes de la libertad.
En el campo militar, la lucha fue desigual, todas las ramas de las fuerzas armadas participaron en contra de los 198 expedicionarios, cuyo dominio del terreno de operaciones, era limitado, y además, factores como la escasez de alimentos, pérdida de armas de mayor calibre e importancia, al no poder ser sacadas del avión. El desembarco por mar, tuvo sus contratiempos, asociados a la logística y rápida reacción del régimen.
