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La excepción debe ser la regla

Según información del Instituto Nacional de Tránsito y Transporte Terrestre, con ocasión de las inspecciones vehiculares realizadas por la festividad de la Restauración de la República, fueron retenidas 137 unidades que de otra manera hubieran permanecido en las vías con la consecuente multiplicación de los riesgos.

Es una acción saludable, pero que mueve a una pregunta: ¿por qué el Intrant no hace de estas revisiones una práctica regular?

Si no son bastantes para borrar los índices de letalidad de carreteras, grandes autopistas y atestados ambientes urbanos, servirían por lo menos para reducirlos. De lo contrario desde esta entidad reguladora no se tomarían el trabajo de darlo a conocer como una iniciativa digna.

A partir del día 25 próximo, cuando tendremos la apertura del año escolar, las calles y las avenidas de la Capital tendrán de nuevo a padres y madres agonizando para estar a tiempo con sus hijos a las puertas de escuelas y colegios.

Las vías públicas del Gran Santo Domingo deberían, como una contribución con los acondicionamientos del tráfico realizados mientras han durado las vacaciones de los escolares, ser depuradas de unidades que multiplican el riesgo de accidentes de tránsito.

La revisión a fondo en el día festivo de la Restauración permitió a las autoridades detectar vehículos con cristales rotos o inexistentes, luces dañadas o rotas, neumáticos en mal estado, falta de botiquines, extintores y triángulos de seguridad.

Es posible que las calles del Gran Santo Domingo, o cualquier otra ciudad, se queden vacías si las autoridades revisan deberes como estos en un día cualquiera de la semana.

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