
En el Instituto Técnico Superior Comunitario prevalece el criterio de que la formación técnica de nivel superior es un camino que debe ser incentivado en la educación dominicana.
Una conversación con la plana directiva del ITSC, o Tecnológico San Luis, como algunos prefieren identificarlo, deja ver en este centro académico un orgullo como el que desde hace algunos años hemos visto en el Instituto Tecnológico de Las Américas: el de un nivel de empleabilidad de sus egresados muy por encima de la media nacional.
Ante el convencimiento de las autoridades académicas de que esta línea formativa puede hacer mucho por la familia dominicana, tal vez sea oportuno preguntarse por qué predomina todavía entre nosotros la formación superior tradicional.
Esto a pesar de que en la educación preuniversitaria ha ido calando, poco a poco, el politécnico, a partir del cual el estudiante se asoma a una instrucción diferente, más tecnificada, la cual puede conectar con una formación universitaria de nuevo tipo en el país.
Posiblemente ha faltado en la política y la inversión, desde la administración del Estado, la visión de una República Dominicana menos intelectual o académica y, como consecuencia, más inclinada a lo práctico.
Mucho se habla de la notable presencia femenina en las aulas universitarias como una evidencia de que la mujer tiende más a la educación formal y el varón a la calle.
Un examen de las escuelas vocacionales, de los institutos de formación superior como Infotep, ITLA, ITSC y Loyola, tal vez permita una visión más equilibrada de la realidad: tanto la hembra como el varón ven en la educación una vía de realización, pero mientras la primera se encamina por la vía tradicional, el segundo prefiere una más rápida y acorde con su urgencia.