La donación de órganos en el país comienza a reactivarse

La donación de órganos en el país comienza a reactivarse

La donación de órganos en el país comienza a reactivarse

Ramón Antonio Soto, Jesús Pérez, Fernando Billini Morales, Esther de Luna e Ignacio Bengoa durante su participación en Almuerzo.

Santo Domingo.-Cada vez que una persona deja de donar sus órganos cerca de tres o cuatro pacientes mueren al no ser trasplantados en la República Dominicana, según explicaron el director del Instituto Nacional de Coordinación de Trasplante (Incort) y el jefe de nefrología del Centro Cardio Neuro Oftalmológico y de Trasplante (Cecanot).

Fernando Billini Morales indica que en los últimos cuatro meses del pasado año las donaciones cayeron por la fábula de la venta de órganos que se tejió en torno al caso Carla Massiel.

Sin embargo, este panorama empezó a cambiar, ya que en lo que va de este año se han realizado cerca de 30 trasplantes de órganos y tejidos (corazón, riñón y córneas).

A lo largo de estos nueve años que tiene la entidad funcionando ha pasado por dos crisis en materia de comunicación que fue en 2014 con la crisis de los medicamentos de alto costo y con el caso antes citado, que redujeron de manera significativa la tasa de donación.

Sin oportunidad

Al cuestionarlo sobre la mortalidad, el galeno expresó que no puede decir un número exacto, pero “realmente está entre tres y cuatro las personas que pierden la vida”.

“Los hepáticos y los cardiacos no tienen oportunidad. La mortalidad de pacientes por diálisis es de aproximadamente un 70 % a los cuatro años, y es muy alta. Un donante que diga que no, cuesta tres vidas”.

Ignacio Bengoa, del Cecanot, precisa que son enfermedades terminales, excepto los pacientes de trasplante renal, las personas que padecen insuficiencia cardiaca, hepática y pulmonar, si no tienen una donación, fallecen.

Fernando Billini  Morales mientras da sus explicaciones.

Fernando Billini Morales mientras da sus explicaciones.

Jesús Pérez, administrador del Incort, dice que este tema no solo se debe ver desde el punto de la mortalidad, resaltó el hecho de que cuando una persona se saca de diálisis, al ser trasplantada, pasa nuevamente formar parte de una sociedad productiva.

Billini Morales agregó a la observación que hizo Pérez, que el costo global de hemodiálisis con su analítica, procedimientos y complicaciones durante tres años ronda los tres millones 600 mil pesos, mientras que el costo de un trasplante renal y tres años de mantenimiento es de un millón y medio.

Esto significa que el costo de un trasplante es mucho menor que la diálisis y es el tratamiento idóneo, puntualizó el director del Incort.

“La tasa de supervivencia con el trasplante renal es de 90 % el primer año, mientras que con la hemodiálisis es de un 55 %. Cuando entran cien paciente a la diálisis, la mitad muere prácticamente en el primer año por todas las complicaciones que conlleva y apenas un 30 % sobrevive al cuarto año.

Sin embargo, con los trasplantes podernos garantizar la supervivencia del órgano en un 80 % al cuarto año, con la oportunidad de que si se pierde el órgano puede ser trasplantado nueva vez”, sostiene Billini Morales.

En relación a ese punto, Bengoa destaca que las personas de trasplante renal tienen mejor calidad de vida, porque no tienen que ir a dializarse tres veces por semana; todos los pacientes trasplantados tienen una mayor sobrevivencia.

Testimonio

Reza un refrán que a la tercera es la vencida y Ramón Antonio Soto puede dar fe de ello, pues tuvo dos intentos fallidos antes de que pudiera ser trasplantado.

De ese tercer proceso hace un año y cuatro meses que se convirtió en receptor de un riñón.

Él no tiene palabras para describir la emoción que siente hoy tras recuperar su vida. Dice que antes se sentía como una carga para la familia, ya que de cinco días pasaba tres dializándose.

“!¡Ayúdenos a salvar vidas!” exclamó durante su participación en el Almuerzo del Grupo de Comunicaciones Corripio.

Esther de Luna, encargada de Capacitación del Incort, indica que uno de los pilares importantes del programa es la capacitación continua y que otro de los ejes que se mantienen trabajando a través de las universidades, hospitales y facultativos de la salud es la humanización.

“A los médicos se nos enseña cómo diagnosticar y cómo tratar, pero lamentablemente no se nos enseña cómo comunicar una mala noticia”, dijo.

A RD le urge un laboratorio

Fernando Billini Morales

resalta que en reiteradas ocasiones han pedido un laboratorio de histocompatibilidad nuevo.

“Esto significa utilizar una tecnología llamada Luminex, un sistema que permite tener datos precisos y además la máquina puede hacer múltiples análisis, estudios forenses y otros aspectos más”.

El director del Incort dice que solamente dos países en América Latina no lo tienen, que son la República Dominicana y El Salvador.

Contó que con el sistema actual hubo una vez escasez por casi tres meses de los reactivos, lo que impedía realizar dicha prueba y en ese lapso de tiempo aparecieron cinco donantes y se perdieron, porque no hubo forma de hacerles esta prueba.

El funcionario médico añadió que ese equipo cuesta entre 250 a 280 mil dólares y esto significaría tener un laboratorio de histocompatibilidad las 24 horas del día.



El Día

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