Santo Domingo.-La fuga de capitales desde la República Dominicana hacia Estados Unidos fue una de las armas utilizadas en 1959 por exiliados enemigos del régimen de Rafael Leonidas Trujillo.
Tras el fracaso de la expedición de junio, el dictador comenzó a desentrañar lo que parecía una conspiración contra el régimen a través de la erosión de su base económica.
Según el catedrático Miguel Guerrero, a principios de julio de ese año el cónsul general en Nueva York, Luis R. Mercado, envió una comunicación al entonces vicepresidente Joaquín Balaguer informándole sobre denuncias de ventas de billetes dominicanos de alta denominación con fuertes reducciones.
“Las operaciones involucraban billetes de 1,000 pesos, según un informe de la firma especializada Rundt Market Report hecho circular entre corredores y empresas de Wall Street”, dijo Guerrero en una conferencia dictada en la sede de la Academia Dominicana de Historia.
El reporte de Rundt, dijo Guerrero, tenía fecha 29 de junio y la semana transcurrida entre su puesta en circulación y la fecha de recibo de dicho informe en Ciudad Trujillo intranquilizó al régimen.
Contó que a fin de determinar la seriedad del reporte, Mercado encargó a su asistente Alfredo Ayarza la tarea de obtener “algunas opiniones de personas vinculadas con la publicación de todo lo que se refiere a cuestiones financieras y comerciales”.
Ayarza entregó al cónsul dos memorandos con opiniones de Alfred Bennet, subdirector de la División Internacional del ChemicalCorn Exchange Bank, y de Dave Steinberg, redactor financiero del “New York HeraldTribune”.
Reseñó que en los memorandos Bennet restó credibilidad al reporte de Rundt; en cambio, Steinberg confirmó, “de fuentes distintas”, que habían ofertas de billetes dominicanos de 1,000 pesos a casas de cambio y bancos, a la par o mediante descuentos .
El redactor financiero decía que las ofertas habían estado ascendiendo en las dos semanas previas, desde un 5 a 8 por ciento, debido a la falta de compradores.
Los responsables
En la conferencia titulada: “La devaluación como arma en la lucha del exilio contra Trujillo”, Guerrero cita que en un evidente esfuerzo por tranquilizar a sus superiores, Ayarza dijo que Steinberg estaba tratando “por todos los medios de confirmar los términos de la información”.
Sin embargo, el redactor parecía inclinado a creer que eran Juan Domingo Perón o Fulgencio Batista, los exiliados expresidentes de Argentina y Cuba residentes en la República Dominicana, “los que podrían figurar al final de la cadena”.
Situación de la moneda
Guerrero narró que en el análisis titulado “¿Qué pasa en la República Dominicana? Castro versus Trujillo”, Rundt indicó que en 1958 la República Dominicana significó un cliente de US$75 millones para el mercado estadounidense de proveedores.
Agrega que Estados Unidos suministraba alrededor de las dos terceras partes de las importaciones de la República Dominicana, y le compraba más de la mitad de sus exportaciones. Pero “de enero a abril, nuestras ventas regulares a la República Dominicana han bajado en un diez por ciento”.
Según el texto: “Un paquete de 100 billetes dominicanos de 1,000 pesos, es decir 100, 000 dólares a la par, fue ofrecido en Nueva York el 26 de junio, a mediodía, por un ciudadano dominicano muy sofisticado”.
Prosigue: “Ese hecho testimonia el comienzo, o la continuación, de la huida de capital de este país, doce días después de la primera incursión militar desde Cuba por parte de elementos antritrujillistas”.
Detalló que la oferta fue por efectivo “mediante un descuento razonable” o, de ser imposible, mediante “operación al cobro”. Esa misma tarde, otros dos billetes de seis dígitos de pesos dominicanos, se ofrecieron con un descuento del ocho por ciento, o sea a US$0.92 por peso dominicano.
Runt continuó relatando en su reporte los acontecimientos militares que habían ocurrido previo a la fuga de capitales, refiriéndose a las expediciones armadas que en el año 1959 procuraban derrocar el régimen de Trujillo.
Luego relató los hechos que habían conducido a un rompimiento de las relaciones entre los gobiernos de Cuba y la República Dominicana.
Confirmación de atentado
Guerrero explicó que el 8 de julio de 1959, el cónsul Mercado dirigió una nueva comunicación al vicepresidente Balaguer, anexando la traducción de un artículo de Steinberg en el que se informaba que había sospechas de que las operaciones de venta de billetes dominicanos constituían “una intentona del líder cubano Fidel Castro y otros sectores comunistas para simular pánico” en la República Dominicana.
Steinberg se hacía eco de “rumores de crisis” en el país y centraba su artículo en los temores surgidos por los acontecimientos de mediados de junio.
“Un convincente panorama de la creciente tensión política e intranquilidad económica en la República Dominicana ha aparecido en el mercado de moneda extranjera de Nueva York, donde unos paquetes de billetes de banco dominicanos de mil pesos (mil dólares), de seis dígitos, están siendo vendidos privadamente con rebaja”, decía uno de los párrafos del informe.
Añadía que “ más de medio millón, pero menos de un millón de pesos dominicanos, representa una salida de capital procedente de la República del Caribe ante rumores de invasiones y revoluciones”.
Subrayó que “según fuentes, el primero de dichos paquetes de billetes de 1,000 pesos dominicanos -120 de ellos- fue vendido privadamente con un descuento de cinco por ciento. Otras grandes cantidades han sido ofrecidas con reducciones de hasta un ocho por ciento”
El peso dominicano había sido considerado como una de las monedas más estables del Caribe, equivalente al dólar norteamericano.
Para esa fecha, en el mercado de moneda extranjera de Nueva York la moneda dominicana usualmente tenía solamente un descuento del uno por ciento para cubrir los gastos de manejo.
“La cantidad de billetes dominicanos en ésta, como en cada semana, es generalmente estimada en aproximadamente 20,000 pesos y proviene de turistas o de hombres de negocios que viajan al ‘paraíso’ del generalísimo Trujillo”, comenta el reporte.
“La fuente exacta de los embarques de dinero, o de los recipientes individuales en los Estados Unidos se desconoce.
Es razonable inferir, empero, que dominicanos ‘sofisticados’ en importantes círculos, o círculos políticos están tratando de convertir su riqueza en dólares norteamericanos, permitiéndose libertad económica para huir si estallara la sofocante situación en el Caribe”, enfatizaba el informe.