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La deuda, un problema recurrente

Por: Tomás D. Guzmán Hernández

Desde los comienzos de nuestra incipiente nación los problemas de la deuda han sido fuente de trastornos, aunque justo es reconocer que hay grandes diferencias de las del pasado a las más recientes. Los tiempos han cambiado mucho los perfiles de las contrataciones, antes eran préstamos onerosos (privados) y reducían mucho el nivel de vida del pueblo provocando inestabilidad en los gobiernos de turno. Ahora son multilaterales a largo plazo y a tasas ventajosas. Pero…toda deuda se paga.

En efecto, el préstamo que trajo disturbios serios a la vida institucional que provocó derrocamientos, luchas intestinas, y caídas en un mismo año fue el famoso Santo Domingo Improvement Co. of New York, producto del oneroso Westendorp. Veamos en detalle.

Historia magistra vitae est (la historia es maestra de la vida) Si observamos esta información esté préstamos era para pagar el empréstito de Báez con la Harmont.

“El Empréstito Hartmont fue el primer préstamo tomado a capitales internacionales hecho por el Estado Dominicano gobernado por Buenaventura Báez. Firmado el 1.º de mayo de 1869 por Edward H. Hartmont, aventurero británico, presidente de Hartmont Brothers and Co”.

“El empréstito con Edward H. Hartmont consistió en un desembolso de 420,000 libras esterlinas, equivalentes más o menos a dos millones de dólares, al Estado Dominicano, el cual amortizará 58,900 libras esterlinas al año pagaderas cada 6 meses a un plazo de 25 años, lo que lleva el total de la deuda a 1,472,500 libras esterlinas. La deuda sería representada por emisiones al portador, pudiendo ser colocadas por los señores Hartmont a su mejor discreción. Las comisiones y los intereses fueron exageradamente altos alegando grandes riesgos” I.A.

En 1888, el gobierno de Ulises Heureaux concertó con la casa holandesa Westendorp un empréstito de 770,000 libras esterlinas para pagar el empréstito Harmont concertado por el presidente Buenaventura Báez en 1869 y otras deudas de gobiernos anteriores, así como para sostener su política clientelar y su aparato armado. Como garantía de pago, se convino la entrega de un porcentaje de los ingresos aduanales, que sería recaudado por agentes de la propia empresa por intermedio de la Caja General de Recaudaciones, conocida como La Régie.”

Sigamos, el Westendorp era para consolidar deudas, pero resultó muy oneroso “La Westendorp pasó a ser una importante fuente de financiamiento para el gobierno de Heureaux, quien en 1890 concertó un nuevo empréstito de 900,000 libras esterlinas para la construcción del Ferrocarril Central Dominicano que unió las ciudades de Santiago y Puerto Plata. Pero los contrabandos de mercancías permitidos por Heureaux a comerciantes que le servían como prestamistas locales acabaron por debilitar a la Westendorp, que resultó afectada por la reducción de las percepciones aduaneras y se vio impedida de pagar intereses a sus accionistas y tenedores de bonos.”

De ahí, pasamos a que en 1892 la Westendorp traspasó sus acreencias e intereses frente al Estado dominicano a la Santo Domingo Improvement Co. of New York, constituida por un grupo de capitalistas estadounidenses, a la que prontamente Heureaux requirió nuevos préstamos que situaron la deuda externa del país en diecisiete millones de pesos en 1893. Nuevas operaciones en 1893 y 1895 redujeron los ingresos estatales y una emisión de bonos por más de cinco millones de libras esterlinas en 1897, al amparo de una ley favorecedora de la Improvement, tuvieron efectos igualmente negativos sobre las finanzas nacionales.

Toda esta cadena de empréstitos derivó en la primera intervención norteamericana, la aparición de la figura de Trujillo y su régimen de 31 años que luego liberó del pago de la deuda en el famoso Tratado Trujillo-Hull en honor al famoso Secretario de Estado norteamericano y la fundación de los tres bancos estatales: El Reservas, el Agrícola y el Central.

Estamos ex libris (entre libros) Amor fati (amor al destino) En una economía sobre ruedas como la nuestra no habría teóricamente hablando problemas en preocuparse por el mañana. Pero eso no es cierto. Cuando el pago de amortización de los intereses supera en el presupuesto del año entrante al de los gastos de inversión pública está reduciendo las posibilidades del desarrollo.

Hipotecar el futuro por el elevado nivel de deuda pública sofoca el crecimiento. El país no puede dedicar más recursos a la educación (se ve en la fusión de dos ministerios) o la salud (problema con el SENASA).

¿En qué momento la deuda se torna excesiva?

En una situación así, en las economías más avanzadas que la nuestra se resuelven de dos maneras: suben impuestos (cosa que aquí no es tan fácil por los grandes intereses) o bajan los gastos que tampoco resulta una tarea cómoda. Sin embargo, los especialistas del Fondo Monetario Internacional (FMI) dicen que el crecimiento se ve menos afectado si optan por reducir el gasto y recortar programas de ayuda social en lugar de aplicar una subida de impuestos.

Pero como la desigualdad es un tema de nunca acabar y además muy preocupante justificar recortes de la ayuda social es muy cuesta arriba para cualquier gobierno porque acrecienta la delincuencia, los robos y asesinatos en los barrios carenciados.

Para una economía de renta media como la nuestra la dificultad mayor reside en ampliar la base tributaria que todos los candidatos prometen en campaña: bajar los impuestos acrecentando la base, es decir que todos paguemos un 10% por decir algo, pero que nada esté exento, así como mejorar la eficiencia del gasto público.

El panorama de la deuda hoy día es más complejo per se, los electores tienen cada vez menos paciencia con el statu quo, dado los niveles de información del ciudadano de a pie por el bombardeo que reciben de todos los medios. Es necesario poner la casa en orden. Trazando el rumbo de la sostenibilidad con recursos propios ya que la recuperación mundial no se avizora en el corto plazo.

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