La Cumbre de Santo Domingo, que esta semana reúne a jefes de Estado y de Gobierno de 22 países en la capital dominicana, es una buena señal sobre el rumbo de la apertura poscovid y la normalización de las relaciones internacionales entre un conjunto de naciones con una cuerda cultural común.

Entre las bajas de la pandemia estuvo uno de estos encuentros, el que debió haber tenido lugar en el 2020, pero que por razones de la cuarentena fue realizado un año después, con una tímida participación de gobernantes y jefes de Estado.

Estas citas son importantes por el trato directo que propician entre gobernantes, la elaboración de una agenda común en la que ha estado trabajando personal especializado de cada uno de los países involucrados y por la actividad vinculada.

En una rueda de prensa en la que fueron dados algunos detalles sobre la cumbre que tendrá lugar viernes y sábado de esta semana, el canciller Roberto Álvarez informó que entre las actividades conexas de la Cumbre, se desarrollará un foro empresarial, para el cual está prevista la participación de unos mil empresarios extranjeros.

Así que no sólo tendremos a jefes de Estado y de gobiernos, a diplomáticos y técnicos sobre las áreas de interés del encuentro en esta oportunidad, sino también a gente de negocios que tal vez hagan conexiones con efectos inmediatos o a futuro.

Las cumbres cambian de lema cada dos años, los gobernantes también pueden cambiar de manera periódica, pero las relaciones permanecen y las posibilidades de negocios abiertas con ocasión de la cita de Santo Domingo pueden ser en el futuro uno de sus frutos inesperados.

La importancia de nuestros invitados también puede requerir algunos cambios viales y de control del tránsito para los que debemos prepararnos mentalmente de manera que no suframos demasiado.
Seamos inteligentes y cooperadores.