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La cultura como motor de desarrollo

El Día Por El Día

Desde nuestra llegada al ministerio de cultura de la República Dominicana, hace poco más de dos meses, los esfuerzos han sido concentrados en aspectos que fortalecen la visión de hacer de la cultura un efectivo motor de desarrollo: en lo social y en lo económico.

La definición de cinco ejes fundamentales, armonizados entre sí, permite la implementación de políticas públicas culturales que, a su vez, garantizan integración, participación y, esencialmente, la capacidad para medir resultados en el corto, mediano y largo plazos. Me permito presentar, a consideración del lector, la mirada construida alrededor de los propósitos que persigue la cultura en el gobierno del presidente Luis Abinader.

Como primer elemento, la preservación del patrimonio cultural; cuando nos acogemos a la definición en su literalidad, esta refiere “al legado de bienes y prácticas sociales, tanto materiales como inmateriales, que una sociedad recibe de sus antepasados y que transmite a las generaciones futuras”.

En el patrimonio, material e inmaterial, está contenida nuestra historia, la misma desarrollada a lo largo de la evolución como república libre, soberana e independiente, y con anterioridad a ella. Es por ello que, al rescatar nuestra esencia y tesoros patrimoniales, podemos transferir a la generación emergente el valor de lo que somos.

En ese mismo orden, y como segundo pilar de nuestro plan estratégico de desarrollo, se encuentra la revitalización de la identidad cultural. Ese sentido de pertenencia manifiesto a través de los diferentes grupos culturales que hacen vida en el territorio, fortalecen las costumbres, creencias y tradiciones de la cultura dominicana.

Dentro del marco de acción concebido por el ministerio, se encuentra el “Plan Frontera: patrimonio, identidad, arte y cultura”, que procura, alineado a la Estrategia Nacional de Desarrollo, generar mayor impacto en el ámbito del rescate patrimonial y las tradiciones culturales dominicanas en las siete provincias que conforman el cordón fronterizo: Montecristi, Dajabón, Santiago Rodríguez, Elías Piña, Bahoruco, Independencia y Pedernales.

Un eje de vital importancia, cónsono con la visión desarrollista del gobierno dominicano, es el de la estimulación a las industrias culturales y creativas. Las (ICC) comprenden desde la creación, producción, promoción, difusión, hasta la comercialización de bienes y servicios de contenido cultural o artístico.

Actividades tan representativas como la música, el cine, el diseño, la moda, las artes escénicas, la publicidad, las artes visuales y la artesanía, entre muchas otras, robustecen el portafolio de oportunidades para la creación de empleos de calidad y la generación de riquezas a través de iniciativas de vocación cultural.

Recientemente y, presentando por vez primera, el gobierno del presidente Luis Abinader colocó, a través del Ministerio de Cultura y Promipyme, los primeros 500 millones de pesos para estimular la industria cultural y creativa.

Este piloto abarca todas las manifestaciones artísticas, con una tasa preferencial del 1 % mensual, teniendo la oportunidad de acceder hasta los 7 millones de pesos y con una gracia de hasta 90 días para iniciar el pago de la primera cuota.

La creación de productos financieros novedosos y especializados como este, garantizan la posibilidad de más y mejores oportunidades en el propósito de industrializar la creatividad de nuestros artistas.

La formación artística es otro de los ejes principales de trabajo; en la actualidad, las escuelas de Bellas Artes cuentan con 17 centros en distintos puntos del país, y con poco más de 4 mil estudiantes.

Nos disponemos a su expansión en dos vertientes, en primer lugar, llegar a localidades donde no se tiene presencia, y segundo, ampliar la oferta académica en los lugares donde se brinda docencia.

A través de la música, las artes visuales, la danza y artes escénicas, la escuela de Bellas Artes, fundada el 19 de agosto de 1942, ha brindo soporte formativo a miles de jóvenes que ven en la cultura su espacio para el desarrollo intelectual, artístico y social.

En las próximas semanas daremos apertura a nuevas escuelas de Bellas Artes en Santo Domingo Este y en el municipio de Las Terrenas, provincia de Samaná.

Como último punto, y no menos importante, se encuentra la descentralización y la proyección de la cultura en el escenario internacional.

Es un imperativo la dotación de mayores y mejores herramientas para el avance de la cultura en zonas tradicionalmente marginadas.

Con el devenir de los años, los esfuerzos en la gestión cultural han encontrado su centro de operaciones y de difusión en Santo Domingo y Santiago; iniciativas públicas y privadas han brindado a estos centros urbanos mayor vigor para la presentación de iniciativas culturales, nuevos espacios para exposición y divulgación artística, etcétera.

Roberto Ángel Salcedo

En lo adelante, trabajamos desde el ministerio y como política transversal, la descentralización de la cultura, a través de alianzas con los ayuntamientos, gestores culturales, autoridades provinciales, y entidades privadas de las regiones menos impactadas del país.

La estrategia antes descrita se complementa con un diseño de activa promoción de la cultura dominicana en el plano internacional. Desde nuestras gestiones en los Proyectos Especiales, logramos dotar, tanto a Nueva York como a Nueva Jersey, de centros culturales para los dominicanos en el exterior, convirtiéndose en un punto de encuentro e interés para el conocimiento y difusión de la cultura dominicana en todas sus manifestaciones.

En los próximos meses nos proponemos un centro de iguales características en Madrid, capital española; así como en las ciudades norteamericanas de Miami y Boston, donde se concentra un gran número de dominicanos.

Conjuntamente con la expansión de centros culturales, la priorización de la presencia dominicana en eventos de trascendencia, tales como el circuito internacional de ferias de libros, comenzando por la de Bogotá a finales de abril; ferias turísticas, exposiciones de artes visuales, congresos culturales, festivales cinematográficos, eventos musicales, etcétera, ayudará a la difusión de nuestra cultura.

La cultura dominicana pasa por un momento de reinvención, revitalización y estimulación que, apoyado por un eficiente modelo estructural, permitirá desarrollo económico y movilidad social.

Como dijera una de las mayores exponentes del canto folclórico argentino, Mercedes Sosa,“la cultura es lo único que puede salvar a un pueblo, lo único, porque la cultura permite ver la miseria y combatirla. La cultura permite distinguir lo que hay que cambiar y lo que se debe dejar, como la bondad de la gente, el compartir una empanada, un vino…”

*Por Roberto Ángel Salcedo

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