La basura, las alcaldías y las comunidades

La basura, las alcaldías y las comunidades

La basura, las alcaldías y las comunidades

Los ayuntamientos, particularmente las alcaldías, cargan con el pesado fardo de la basura. Es una carga que les imponen las comunidades, pero con ella contribuyen en gran medida los titulares de los denominados, en ocasiones, “gobiernos locales”.

Por la forma en que es manejada en el país, toda revuelta y con un importante componente orgánico, debe ser retirada todos los días.

En caso contrario, pasa a ser insoportable en el estrecho ámbito de un patio, una casa o en la cocina de un apartamento.

¿Quién no ha visto un vehículo de motor conducido en una calle de barrio con uno o dos paquetes de basura sobre el bonete?

Puede ser el vecino de una calle, a donde nunca va el ayuntamiento a retirar los desechos, que la pone allí para detenerse en uno de tantos vertederos improvisados, si no se le ha caído en el trayecto.
El primer impulso ante casos como este es el de valorar como muy pobre la urbanidad de quien lo hace.

Y es verdad.

Pero debiéramos preguntarnos, ¿cuándo la perdió? Si es que la tuvo alguna vez. Y si también será posible que la encuentre de nuevo.

En un interesante intercambio de periodistas con los titulares de la Liga Municipal Dominicana, Víctor D´Aza, y de la Federación Dominicana de Municipios, Kelvin Cruz, salió a la luz el interés de la prensa por el peso de la basura en la gestión municipal.

En todos los casos las respuestas estuvieron orientadas a las dificultades de las alcaldías para cumplir con este deber, en el peso económico de estas operaciones y en los lugares a donde debe ser llevada la basura.

Con el riesgo de insistir sobre lo mismo desde este espacio editorial, hagamos una pregunta: ¿Dedican los ayuntamientos algún esfuerzo en la educación de la gente para que tenga un mejor manejo de los desechos hogareños o de sus negocios?

Clasificada, la basura puede llegar a ser un negocio interesante, y los vertederos, desde luego, menos pestilentes.