La avena es un cereal con interesantes propiedades nutricionales y los beneficios que puede aportar a nuestra dieta.
En su composición química encontramos hidratos de carbono (la mayor parte son polisacáridos de absorción lenta y fácil asimilación), proteínas (sobre todo globulina, presente en la carne) en una cantidad superior a las que podemos encontrar en otros cereales.
Además contiene aminoácidos esenciales, una buena cantidad de fibra que nos permitirá sentirnos más saciados (también es el cereal que más fibra contiene) y muy pocas calorías, por lo que es ideal para perder peso. Posee diferentes vitaminas, especialmente del grupo B, y minerales como el magnesio o el potasio.
Es buena para la digestión, Como hemos comentado, este cereal es rico en fibra, así que las personas que sufren estreñimiento encontrarán en él a su mejor aliado. La avena ayuda con el tránsito intestinal y con la digestión de los alimentos. A las personas que sufren problemas digestivos suelen sentarle muy bien.
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Además beneficia a las personas con diabetes, debido a que favorece la digestión del almidón estabilizando los niveles de azúcar, sobre todo después de comer.
Fortalece los huesos. El calcio es uno de los minerales esenciales para el crecimiento óseo, esto se traduce en el buen desarrollo de los huesos y su fortalecimiento. Pues bien, la avena proporciona 54 mg de calcio por cada 100 gramos de avena. De modo que es útil como sustituto de la leche de vaca o como complemento de ella.
Existe una relación entre el consumo de agua de avena y la disminución del riesgo de contraer cáncer. Este sin duda es uno de los mejores beneficios del agua de avena y se debe a que los fitoquímicos que contiene este cereal disminuyen los niveles de estrógeno, disminuyendo la probabilidad de formación de células malignas.
Es un exfoliante maravilloso, lo que hace que se pueda utilizar también de manera tópica en tratamientos de belleza.