Entre nosotros se nota un cierto optimismo oficial acerca de las perspectivas de la economía en el año que se estrena, particularmente cuando se recogen datos hechos públicos por varias entidades del Gobierno en lo poco que va de este 2023.

Desde fuera llegan, esto sí, las posiciones de los especialistas advirtiendo acerca de un año que pudiera ser complicado para los negocios y las administraciones públicas.

El Fondo Monetario Internacional se ha sumado a esta tendencia con la advertencia de que por lo menos un tercio de la economía mundial podría entrar en recesión.

El año pasado hubo un tema común con la inflación y las medidas encaminadas para domarla, la Reserva Federal asumió el aumento sostenido de las tasas de política monetaria, lo cual en gran medida determinó el patrón asumido por el Banco Central, tanto por motivos técnicos como por razones defensivas en una economía dolarizada.

Todavía es muy temprano para saber a qué atenerse en este plano. ¿Mantendrá la Reserva Federal el camino trillado el año pasado?
Las calles dominicanas, en el contexto de la resaca y de las condiciones externas, deben ser observadas, pero no temidas.

Reflejan en estos días un ambiente un tanto oscuro, pero de esto no hay que hacer mucho caso por lo menos hasta que hayan sido dejados atrás los dos primeros meses del año.

Si en marzo permanece la atmósfera tenebrosa común cada año a continuación de las fiestas de Navidad, Año Nuevo y Reyes, entonces hay que tomarlo en serio.
Y como el peso del sector externo está fuera de duda, que nadie se afloje el cinturón, que este es un campo en el que es preferible moverse con precaución.