Los Juegos Olímpicos de Tokio, programados para los próximos 90 días, siguen representando un reto de primer orden para el Comité Organizador y el Comité Olímpico Internacional, porque es una empresa que está insegura de producir los resultados esperados, dada la incredulidad que todavía persiste internamente en ambos organismos.

Aun hay 27 deportes pendientes de efectuar sus torneos preolímpicos de clasificación, lo que indica que existen demasiados cabos sueltos para las clasificaciones que se prolongarán hasta finales de junio, es decir, a días de iniciar los juegos, programados entre el 24 de julio y el ocho de agosto.

Con el béisbol, boxeo, levantamiento de pesas, atletismo, natación, vela, triatlón, voleibol de playa, lucha, karate, taekwondo, judo y gimnasia, por solo citar algunas, estas olimpíadas tienen altas posibilidades de no ser mínimamente la que arroje resultados de primer nivel en términos competitivos, como sería establecer nuevas marcas.

Cuando se proyectan ganancias multimillonarias en cualquier espectáculo, aunque en esta oportunidad no serán tan extraordinarias, por el retiro de muchas multinacionales, siempre se realizan esfuerzos y sacrificios extraordinarios para salir adelante, pero no hay duda de que todavía hay que recorrer un amplio espectro para que todo salga mínimamente aceptable.

En términos boxísticos, si los Juegos previsto originalmente a efectuarse en 2020, pero el Covid-19 le aplicó varios “uppercuts”, que lo pusieron al borde del nocaut, pero si tienen éxito, será un acontecimiento que hay que celebrar.