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Instrumentos fiscales para reducir las desigualdades

Por: Tomás D. Guzmán Hernández

El tema de la desigualdad es uno de esos que nunca se olvidan y siempre ocupa uno de los primeros lugares dentro de la agenda nacional. En los países desarrollados los efectos del cambio climático, la globalización y lo que pasa alrededor del mundo es motivo de preocupación más ahora con las distintas guerras cuyo seguimiento es constante preocupación.

En las economías en desarrollo como la nuestra, donde la desigualdad es creciente, siempre se mide para fines de tomar decisiones, se discute si disminuye y dónde golpea con mayor crudeza ya que constituye un obstáculo al crecimiento y sobre todo para la reducción de la pobreza. En los dos casos la redistribución del ingreso podría generar no solo mayor igualdad sino un cambio rápido y por ende una reducción relacionada con esas localidades empobrecidas.

En un país como el nuestro, donde el crecimiento económico es adecuado reflejado por un PIB mayor cada año pero que beneficia a los pobres relativamente, existen razones para destinar mayores recursos. El tema educativo por ejemplo requiere de elevar su calidad, el acceso cada vez mayor es importante para los niños pobres es una forma de reducir la desigualdad, fomentar el crecimiento futuro y reducir la pobreza.

Las políticas redistributivas ayudan a reducir la brecha entre ricos y pobres en países de grandes contrastes en materia de desigualdad donde las tensiones sociopolíticas con gran auge del populismo pueden perjudicar el crecimiento a largo plazo.

Una distribución más equitativa de los recursos está comprobada beneficia al desarrollo y contar con los instrumentos para ejecutar planes y proyectos contribuye de sobremanera al bienestar de grandes poblaciones. Estos instrumentos son: impuestos progresivos, transferencias monetarias, inversión en capital humano, regulaciones, estrategias de crecimiento inclusivo, que son infrautilizados en economías en desarrollo.

El ingreso y su redistribución, es la manera más directa de mantener a raya la desigualdad y reducir la pobreza a corto plazo. Son los impuestos y las transferencias de ingresos a los segmentos más pobres de la sociedad lo que constituye los soportes directos de la reducción de las desigualdades y es la manera indicada cuando los beneficios del crecimiento no llegan a los pobres y no bastan para cambiar su situación.

Pero a cuales impuestos nos referimos? En promedio, los impuestos sobre la renta de las personas físicas y las prestaciones monetarias a los pobres son casi 10 veces inferiores (en porcentaje PIB) a los de las economías desarrolladas.

Necesitamos una focalización mejor estructurada de los programas de transferencias monetarias condicionadas (subsidios diversos en nuestra economía) han demostrado que se pueden transferir recursos a los pobres de forma eficaz, lo que se cuestiona es mayor control y eficacia para evitar que se beneficie a gente que no le corresponde.

Estos programas dan dinero a aquellos hogares si cumplen una serie de requisitos como enviar los niños a la escuela, a los combustibles, bono gas, bono luz, etc todos ellos reflejan avances en los diferentes gobiernos de los últimos años por lo que habría que seguir perfeccionando esos avances con ayuda de la tecnología y bases de datos ya que en la actualidad sus efectos sobre la pobreza y la desigualdad son limitados.

Su punto débil es el tamaño equivalente a 0.5 % del PIB en la mayoría de los países que como el nuestro aplican este método y para ampliar estos programas se necesitan más recursos. Un impuesto sobre la renta más alto a la escala superior podría contribuir a reunir los fondos necesarios.

Evidentemente, se requiere de un consenso para evitar males interpretativos de la economía política y de los gobiernos para lograr el objetivo propuesto se ha demostrado además que bajar los impuestos sobre la comida que tienen un mayor impacto sobre el presupuesto de los pobres, genera una redistribución pequeña, porque los más ricos también los consumen, pero en proporción menor del presupuesto, pero en mayor cantidad. Es preferible utilizar transferencia de efectivo en vez de subsidios porque son más barata y llegan mejor a los más necesitados.

Hay muchos obstáculos políticos y problemas relacionados con la capacidad administrativa del país por lo que la tecnología informática actual juega un papel trascedente.

Podemos aumentar las oportunidades de redistribuir el ingreso y si se hace de forma correcta reducir la pobreza y rebajar la desigualdad. Su rol no es dar un impulso al crecimiento sino limitar las tensiones sociales provocadas por la desigualdad ya que permite a los pobres dedicar sus magros recursos a dedicarlos a otros activos físicos necesarios en la vida actual.

Es esencial invertir directamente en oportunidades para los pobres. En ese sentido el gobierno hace ingentes esfuerzos en otorgar viviendas a pobres o empleados de bajo recursos, el arreglo de cañadas abandonadas por años, la entrega de título de propiedad, los comedores económicos, los remozamientos de parques, de canchas deportivas, etc etc.

La asistencia social y las transferencias que reciben deberían impulsar su capacidad de generar ingresos hoy, y mañana, la educación y la capacitación, así como el acceso a servicios de salud, microcréditos, agua, energía y transporte son instrumentos poderosos para combatir la pobreza y la desigualdad.

Una pregunta clave que debemos hacernos es ¿estos incentivos a la gente de transferencias directas mueven a los pobres para que trabajen, y emprendan negocios? Deberíamos tener datos actualizados para medirlo.

Finalmente, antes de contemplar una redistribución, el gobierno debería considerar el impulso de los factores que favorecen a que los pobres aumenten su inclusión en el marco de sus estrategias de crecimiento, en particular fomentando el empleo de trabajadores no especializados.

El autor es economista.

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