La insistencia de República Dominicana para que la comunidad internacional salga en auxilio de Haití empieza a dar frutos. Está tomando forma la conformación de una fuerza internacional que auxilie a la policía de Haití a realizar su trabajo.

La pacificación de Haití es indispensable como medida previa a la reconstrucción institucional de ese país.
Pero no basta con la presencia de esa fuerza internacional. Haití necesita el diseño y ejecución de un plan que evite repetir el fracaso de la MINUSTAH, que permaneció durante 14 años en ese territorio y a su salida dejó una situación tan o más caótica que la que había encontrado.

Un gobierno africano, el de Kenia, decidió liderar el esfuerzo de la comunidad internacional para la formación de una fuerza policíaco-militar, acción que debe ser ratificado por el Consejo de Seguridad de la ONU.

Kenia anunció el aporte de mil policías. Ahora se requiere identificar la fuente de los recursos para la permanencia de esa fuerza y la implementación de las medidas tendentes a fortalecer la institucionalidad en Haití.

Las bandas armadas que hoy controlan el territorio haitiano no cederán sin oponer resistencia, por eso se hace necesario que el mensaje de la comunidad internacional sea contundente y sustentable.

República Dominicana debe seguir insistiendo para que no se vaya a creer que la conformación de esa fuera multinacional resolverá la situación haitiana. Es un paso importante, pero los esfuerzos no pueden quedar a mitad de camino.

Haití necesita volver a la legalidad democrática, evitar una hambruna y ofrecer servicios básicos a su población.