El empresario haitiano Rodolph Jaar tras su detención en Haití en 2013 por cargos de drogas (izquierda). Fue condenado a casi cuatro años de cárcel en Miami. A la derecha, un cartel "se busca" de Jaar emitido por la policía haitiana en relación con el asesinato del presidente Jovenel Moise. Crédito: Policía Nacional d'Haiti, Dirección General de la Policía Judicial (DNPJ).
Rodolphe Jaar conocido como ‘Whiskey, exnarcotraficante e informante de la Administración para el Control de Drogas de Estados Unidos (DEA), está siendo perseguido e investigado por la policía nacional de Haití por su implicación en el magnicidio del Jovenel Moise.
«El 1 de mayo de 2000, el acaudalado empresario haitiano Rodolphe Jaar fue detenido por agentes de aduanas de Estados Unidos mientras conducía en el sur de Florida», revela Univision.
«Los agentes registraron su coche de alquiler y se incautaron de una gran cantidad de moneda estadounidense. Pero los agentes no detuvieron ni acusaron a Jaar de ningún delito, a pesar de que estaba siendo investigado por presunto blanqueo de dinero, según indican los documentos judiciales», prosigue la cadena.
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Según los documentos judiciales Jaar, propietario de un negocio de importación y exportación en Haití, llegaría a ser uno de los narcotraficantes más prolíficos de Haití, ayudando a introducir al menos siete toneladas de cocaína colombiana en el país entre 1998 y 2012.
«Para salvar el pellejo, Jaar se convirtió en informante del gobierno estadounidense para la Administración para el Control de Drogas o DEA», documenta Univision en su portal digital.
En el 2013, se declaró culpable de robar 50 kilos de la cocaína que supuestamente ayudaba a los agentes a incautar, por un valor de alrededor de un millón de dólares.
Jaar volvió a Haití Tras salir de prisión en 2016, y su nombre ha salido a la luz como uno de los sospechosos del complot para asesinar al presidente haitiano, Jovenel Moise, quien fue abatido a tiros en su habitación el 7 de julio.
Univision documenta que Jaar asistió supuestamente a una extraña reunión en Puerto Príncipe, la capital de Haití, en la que se discutió un plan, con el supuesto respaldo del gobierno de Estados Unidos, para detener a 34 empresarios y funcionarios gubernamentales haitianos implicados en el tráfico de drogas y el blanqueo de dinero, utilizando agentes de la Oficina Federal de Investigación y de la Administración para el Control de Drogas.
En tanto que el Departamento de Estado niega que haya existido tal plan y la policía haitiana afirma que los nueve participantes están implicados en el complot para matar al presidente.
«No hay absolutamente ninguna verdad en las acusaciones de que el Departamento de Estado, el FBI, la DEA o cualquier otra entidad del Gobierno de Estados Unidos estuvo involucrada en este complot», le dijo un portavoz del Departamento de Estado a Univision Noticias a última hora del viernes.
La mayoría están detenidos, excepto Jaar, que es un fugitivo, y otros dos haitianos, un funcionario del Ministerio de Justicia que fue despedido este año por corrupción y un exsenador.
Sigue sin estar claro cuál fue el papel de Jaar en la reunión, qué se discutió realmente y si tuvo algo que ver con el asesinato de Moise. Tampoco se sabe si Jaar seguía trabajando como informante de la DEA después de su regreso a Haití. La DEA se negó a comentar sobre su situación en respuesta a varias solicitudes de Univision Noticias.
«Si él estaba informando al gobierno de Estados Unidos del complot para matar al presidente de Haití, tenemos la solemne obligación, incluso con los criminales, de informar al objetivo de ese complot. El presidente de Haití habría sido notificado. No podríamos haber dejado pasar algo así», dijo Mike Vigil, exjefe de la DEA para el Caribe.
La DEA ha reconocido previamente que otro de los participantes ahora detenidos trabajaba como «fuente confidencial». La DEA no nombró a la persona, pero dijo que tras el asesinato el informante se puso en contacto con sus contactos en la DEA y posteriormente se entregó a las autoridades locales, junto con otra persona.
La DEA también ha negado rotundamente cualquier implicación en el asesinato durante el cual algunos de los pistoleros gritaron «DEA» durante el ataque a la residencia del primer ministro. «Estos individuos no actuaban en nombre de la DEA», dijo.
Expertos del FBI y de Homeland Security Investigations (HSI) trabajan ahora con las autoridades haitianas para tratar de resolver el asesinato que ha desconcertado a los haitianos y a los observadores externos durante casi un mes, amenazando con desestabilizar aún más a la empobrecida nación caribeña de 11 millones de habitantes.
Los colombianos
La celebración de la reunión coincidió con la llegada a Haití de un grupo de exsoldados colombianos, actualmente detenidos, sospechosos de participar en la matanza. Dicha reunión a la que asistió Jaar podría contener pistas vitales y tiene importantes vínculos con otros elementos de la trama.
Dos de los participantes en la reunión, ambos haitiano-estadounidenses, James Solages y Joseph Vincent, han confesado haber trabajado con los colombianos, supuestamente como traductores. Se cree que uno de ellos, Vincent, es el informante no identificado de la DEA.
Han surgido pocos detalles sobre la vida de Vincent en Estados Unidos. El Miami Herald informó de que Vincent, de 55 años, se convirtió en informante de la DEA tras ser detenido hace más de 20 años por presentar información falsa en una solicitud de pasaporte estadounidense.
La familia Jaar
Jaar, de 49 años, es la ‘oveja negra’ de una familia reputada en la cima de la élite empresarial del país.
Emigrantes palestinos de Belén, la familia Jaar posee la licencia de embotellamiento de Coca-Cola en Haití, así como una fábrica de cerveza en Canadá e inversiones en electricidad.
Pero están muy alejados de Rodolphe, quien tiene fama de ser un gran derrochador que desaparece misteriosamente de Haití durante largos periodos. El hermano de Jaar es importador de pollo y arroz.
Su participación en la reunión del 8 de junio fue descrita en una carta entregada a los fiscales por el abogado de uno de los detenidos, Reynaldo Corvington, propietario de una empresa de seguridad que organizó la reunión.
La reunión
Según la carta del abogado de Corvington, Samuel Madistin, la reunión de las 18:00 horas fue solicitada por José Félix Badio, un exfuncionario del Ministerio de Justicia que fue despedido en mayo de una unidad anticorrupción por «graves violaciones» de las normas éticas.
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Madistin dijo a Univision Noticias en una entrevista telefónica que Badio trabajó como consultor para la firma de Corvington, Corvington Courier & Security Service, la que ha tenido varios contratos con el gobierno de Estados Unidos en la década de 1990, incluyendo el suministro de guardias para la embajada estadounidense en Puerto Príncipe.
Badio y Corvington se conocen desde hace 20 años, cuando el primero trabajaba en una unidad antidroga del Ministerio de Justicia y la empresa de Corvington tenía un contrato de seguridad para un almacén gubernamental donde se guardaban las drogas incautadas.
Según el relato, Corvington había llamado a Badio a primera hora del día para decirle que «un oficial del FBI y un funcionario de la DEA deseaban reunirse con él y le preguntaron si podía recibirlos en su casa», dice la carta de Madistin.
Badio se presentó con el exsenador John Joel Joseph y con un colombiano que sólo hablaba español. Jaar llegó unos minutos después, pero el empresario, de 49 años, no llegó a hablar durante la reunión. «No sé por qué estaba allí», dijo Madistin.
«Todo era falso»
La reunión terminó después de una hora aproximadamente. Según Madistin, Corvington no se dejó impresionar por la presentación que hizo Badio de la supuesta operación contra el blanqueo de dinero y el narcotráfico.
«Todo era falso. En la reunión no estaban ni el FBI ni la DEA. Eran los colombianos, que son los implicados en la trama, los que estaban allí», dijo el abogado Samuel Madistin.
Madistin dijo que esperaba que su cliente fuera liberado pronto ya que «no tenía nada que ver con el asesinato. Nada en absoluto».
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Lo que ocurrió durante las cuatro semanas siguientes es un misterio. La noche del 7 de julio unos hombres armados entraron en la residencia del presidente, sin enfrentar apenas resistencia por parte del equipo de seguridad de Moise, que estaba compuesto por 40 hombres.
Según su esposa, la primera dama Martine Moise, ninguno de los asesinos hablaba criollo o francés. Los hombres sólo hablaban español y se comunicaban con alguien por teléfono mientras registraban la habitación. Al parecer, encontraron lo que querían en una estantería donde su marido guardaba sus archivos, según declaró al The New York Times.
«Buscaban algo en la habitación y lo encontraron», dijo Moise, aunque afirma que no sabía qué era.
Sigue habiendo más preguntas que respuestas, tanto para las autoridades haitianas como para Estados Unidos.
«¿Con quién ha estado trabajando Estados Unidos, y la DEA en concreto, en Haití? ¿Con qué fin?», preguntó Jake Johnston, experto en Haití del Centro de Investigación Económica y Política (CEPR) de Washington, D.C.
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«Dadas las investigaciones y detenciones anteriores, ¿qué pruebas de corrupción o criminalidad de alto nivel del gobierno (de Haiti) y del sector privado posee Estados Unidos? ¿Y podría eso estar, de alguna manera, relacionado con el asesinato del presidente?», añadió.
El ‘soplon’ de la DEA
Jaar «era un informante de muy alto perfil (del gobierno estadounidense)», dijo Vigil, que está familiarizado con las operaciones de la DEA en Haití, aunque no conocía a Jaar.
Es probable que el papel de Jaar como informante de la DEA terminara en 2016, después de que saliera de la cárcel, ya que para entonces había quedado expuesto en los tribunales y en los medios de comunicación, por tener, como dijo un juez «un historial accidentado», de dobles tratos con los traficantes y la DEA.
Jaar, que hablaba inglés con fluidez y era licenciado en administración de empresas, era considerado por la DEA como un valioso «soplón», ya que ayudaba a las autoridades a desbaratar la larga conexión de cocaína entre Colombia, Venezuela y Haití.
Jaar pagaba a los policías locales para que protegieran los cargamentos de cocaína que se transportaban en aviones que aterrizaban de noche en pistas de tierra protegidas por la policía local, que guiaba a los pilotos por radio, según los expedientes judiciales.
Uno de elos fue un comandante de la policía haitiana, Claude Thelemaque, que ayudó a dar seguridad a los envíos de droga de Jaar. Thelemaque fue declarado culpable y condenado a 16 años de cárcel en 2016 por su papel en un cargamento de 425 kilos de cocaína coordinado por Jaar, que robó 50 kilos del envío a espaldas de la DEA.
Albert Levin, el abogado de Thelemaque, dijo que fue Jaar quien reclutó a su cliente para su operación de drogas. «En este caso tenemos una situación en la que un hombre estaba presumiblemente cooperando y al mismo tiempo traficando; en esencia, trabajando a ambos lados», dijo Levin a Univision Noticias.
Jaar se enfrentaba a la cadena perpetua, pero al ser un informante de la DEA recibió una condena de menos de cuatro años de prisión.
El fiscal del caso dijo a la corte que, pese a sus errores, Jaar merecía una reducción en su sentencia porque su cooperación había permitido numerosos arrestos y la incautación de drogas.
En su sentencia de 2014, Jaar pidió perdón al juez. «Su Señoría, he aceptado toda la responsabilidad desde el principio, y he cooperado con el gobierno», dijo.
«Reconozco que he cometido un gran error en mi cooperación. Puedo asegurar que no volveré a cometer este error», añadió.
Thelemaque sigue en la cárcel y no saldrá hasta el 22 de mayo de 2023, según los registros de la prisión federal.
El abogado de Jaar, Richard Dansoh, no respondió a varias solicitudes de comentarios.
«Lider del grupo»
Dos años más tarde, en el juicio de Thelemaque, la jueza del distrito de Estados Unidos Kathleen Judge Williams expresó su propia inquietud.
«Jaar tuvo una gran golpe de suerte aquí, y hay que reconocerlo», dijo al tribunal.
«El señor Jaar era el líder de la banda y el señor Jaar era el que tenía todas las piezas en el tablero de ajedrez», añadió la juez.
Su doble juego «perjudicó tan fatalmente» su credibilidad que los fiscales decidieron que no testificara contra Thelemaque en el juicio, señaló Williams, según la transcripción del juicio de 2016.
Univision informa que Jaar también ayudó a condenar a un policía haitiano y a su coacusado Olgaire Francois, que fue condenado a 11 años de prisión por su papel en el mismo envío de droga.
«Me sorprendió saber que el Sr. Jaar fue recompensado a pesar de que se había descubierto que había sido un doble agente y que en realidad había robado parte de la cocaína que estaba trabajando con la DEA para que fuera incautada», dijo a Univision Noticias el abogado de Francois, Curt Obront. Él estaba tan disgustado por el uso de informantes que afirma que dejó de llevar casos criminales federales.
«Sólo puedes hacer un número limitado de tratos con el diablo, Después de un tiempo tienes que dejar de hacer esos tratos y utilizar otra forma de ir tras los peces gordos», puntualiza David Weinstein, un exfiscal federal en Miami que llevó varios casos de drogas en Haití a Univision.