Punta Cana.- Tras el reciente paso devastador del huracán Ian por el Atlántico y efectos del huracán Fiona en todo el Caribe, la Sociedad Dominicana de Pediatría y la Asociación Latinoamericana de Pediatría comparten en su Congreso ALAPE 2022, sobre medidas de control de infecciones ante un desastre.
La doctora Claudia Patricia Beltrán Arroyave, pediatra infectóloga y docente mexicana, destacó que los niños menores de cinco años, seguidos por los adolescentes entre 11-20 años son la población más vulnerable tanto en temas de salud como de protección, ante este tipo de eventos. Por eso, es imperante que la población aprenda medidas preventivas y de control en esta temporada ciclónica.
La especialista explicó sobre la relación entre un desastre y las enfermedades transmisibles, así cómo la vacunación y medidas de control que pueden mitigar el riesgo de daños en la salud a largo plazo.
Luego de un desastre natural son muchos los factores que terminan siendo afectados. No solo se trata del daño de infraestructuras, sino también los efectos colaterales como el desplazamiento, la falta de saneamiento, el hacinamiento, falta de agua potable y el riesgo de múltiples enfermedades. El desastre natural más frecuente son las inundaciones.
“Las condiciones de saneamiento deficientes, el estado nutricional, las coberturas de inmunizaciones y ubicación geográfica donde se presentan estos eventos determinan el riesgo y el pronóstico de la situación. El pediatra debe reconocer los tipos de infecciones y riesgos después de un desastre natural, sólo así podrá brindar una respuesta y acción oportuna para ayudar a la comunidad” reseñó la experta.
Para comprender las infecciones posteriores a un desastre, se deben considerar tres fases: impacto, post-impacto y recuperación.
Fases de infección
La pediatra infectóloga explicó sobre la clasificación de las fases infecciosas posterior a un desastre. De 0-4 días se reconoce como el “momento de impacto”, donde surgen infecciones asociadas a daños o infecciones de tejidos blandos; la segunda etapa es el “post-impacto”, que se da del 4to día -4 semanas, donde brota la primera ola de enfermedades infecciosas; mientras que la fase de “recuperación” se presenta luego de las 4 semanas, con infecciones con largos periodos de incubación e infecciones latentes.
Ella puntualizó que el riesgo de infección depende del tamaño y las características de la población afectada, el tipo de desastre, la proximidad de agua potable y letrinas en funcionamiento, el estado nutricional de la población, el nivel de inmunidad a las enfermedades prevenibles por vacunas, así como el acceso a la salud y servicios de atención.
Factores de riesgo
Los niños y adolescentes, seguidos de los adultos mayores, son los más vulnerables pero toda la población queda expuesta. La experta señaló que la desnutrición, el hacinamiento, destrucción de infraestructuras y el lodo son factores de riesgo que incrementan las infecciones múltiples.
Algunas de las enfermedades infecciosas más frecuentes son: la diarrea, infecciones respiratorias, infecciones de la piel y tejidos blandos, así como enfermedades transmitidas por vectores (dengue, malaria).
Hizo hincapié en que es esencial que en Latinoamérica continúe la promoción y educación sobre los esquemas de vacunación completos, dado las bajas coberturas vacunales que presenta la región. El estado óptimo para estar protegidos es de un 95% de la población, los latinos oscilan entre un 50% – 85%, acorde a estadísticas de distintos países.
La doctora Beltrán reiteró que parte del plan para contrarrestar estos daños cuando nos encontramos en medio de un desastres es: evitar el hacinamiento, establecer de manera oportuna el agua potable y el sistema de alcantarillado, garantizar coberturas vacunales, hacer un control de vectores, especialmente en almacenamiento de agua; proveer insecticidas y mosquiteros, así como consumir alimentos no perecederos que no requieran refrigeración.
El Congreso Latinoamérica de Pediatría, ALAPE 2022, se llevó a cabo este fin de semana con más de 80 ponencias, 1,100 participantes de 18 países de la región, a fin de dar continuidad a su actualización médica.