
Santo Domingo.- En los primeros seis meses de este año se identificaron 126 niños, niñas y adolescentes que estaban trabajando en diferentes áreas productivas.
Las edades de esos niños rondaban entre 5 y 17 años, siendo el tramo de 15 a 17 años en el que se identificó la mayor cantidad de niños trabajando en áreas de agricultura, ganadería, caza, silvicultura y pesca, comercio al por mayor y menor; reparación de vehículos de motor y de motocicletas, y otras actividades de servicios comunitarios, sociales y personales.
De acuerdo con datos del Ministerio de Trabajo, esos niños fueron retirados del trabajo infantil; 82 de ellos fueron reportados como indocumentados.
En el pasado año esa entidad identificaron 157 niños, niñas y adolescentes haciendo trabajo infantil.
Esos infantes forman parte de los 7.3 millones de niños que realizan labores remuneradas en América Latina y el Caribe, de acuerdo con estadísticas del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF).
Entre las provincias con mayor abuso infantil se registran Santo Domingo Oeste, Santo Domingo, Azua y Mao, Valverde.

De acuerdo con UNICEF, se estima que hay 138 millones de niñas y niños atrapados en el trabajo infantil en todo el mundo. Desde 2020, la cifra de niños y niñas sometidos al trabajo infantil ha disminuido en más de 20 millones, lo que supone un cambio de tendencia respecto al alarmante aumento registrado entre 2016 y 2020.
Sin embargo, a pesar de este progreso, el mundo no ha alcanzado el objetivo de erradicar el trabajo infantil antes de 2025.
El trabajo infantil hace referencia a situaciones y condiciones peligrosas para las que niñas y niños son muy pequeños, privándolos de su infancia y exponiéndolos a condiciones extremadamente difíciles.
En esencia, implica que la infancia realice trabajos en condiciones inapropiadas para su edad, que dañan su salud, moralidad y seguridad, lo que además les impide disfrutar de su derecho a la educación, al juego y a una vida saludable y digna.
El trabajo infantil y las diferentes formas de explotación son todas igualmente nefastas y perjudiciales para el desarrollo y el bienestar de los niños y niñas.
Entre las más comunes: Trabajo doméstico: Muchos niños y niñas son víctimas del tráfico humano y son confinados en hogares particulares para realizar tareas domésticas.
Explotación sexual: Esta forma de trabajo infantil es especialmente desgarradora. Las víctimas, en su mayoría niñas, son reclutadas por traficantes y obligadas a ejercer la prostitución en burdeles clandestinos.
Los explotadores o traficantes, en su mayoría conocidos de las víctimas, utilizan diferentes estrategias para engañar y someter a los niños a situaciones de explotación.
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Dilenni Bonilla
Periodista egresada de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), con diplomados en Comunicación Estratégica, Economía, Finanzas y Fondos de Pensiones.