Independencia y Separación

Independencia y Separación

Independencia y Separación

Puerta de la Misericordia, calle Palo Hincado, en los días de Ciudad Trujillo, período de la dictadura. Archivo

Independencia y Separación son dos palabras o, mejor, dos términos que revistieron crucial importancia en los procesos que precedieron al 27 de febrero de 1844, nuestra fecha de Independencia, cuyo 179º aniversario celebramos.

No deja de ser curioso el hecho de que el documento que constituye nuestra Acta de Independencia no menciona ni una sola vez la palabra “Independencia” y en su lugar se repite una y otra vez “Separación”.

¿A qué puede atribuirse semejante omisión? Don Vetilio Alfau Durán, quien fue uno de los investigadores que más horas dedicó a dilucidar la cuestión, en sus estudios críticos En torno al 27 de Febrero concluyó con evidencias irrefutables que la extraña omisión fue deliberada y que se debió a que dicha Manifestación expresaba la postura de los sectores conservadores y, más aún, que la mano que redactó aquel instrumento era la de Tomás Bobadilla, quien había sido diputado en el congreso haitiano en Puerto Príncipe hasta la caída de Boyer.

Los sectores conservadores aceptaron caminar en la misma dirección de los liberales trinitarios, quienes habían conseguido importantes posiciones políticas en las Juntas Populares de los diferentes municipios, tras las elecciones de junio, las cuales fueron consecuencia inmediata del triunfo de la Reforma que depuso a Boyer en marzo de 1843. Sin embargo, aquellos sectores conservadores sólo estaban dispuestos a seguir hasta cierto punto la citada ruta: esta era la marcada por la palabra separación, ya que su objetivo ulterior era llamar a una potencia extranjera que les reconociera colocándolos en posiciones de mando en el nuevo territorio, ya fuera como protectorado o como colonia; por eso estaban divididos en diferentes corrientes o partidos: procuraban la dominación francesa, inglesa, española y norteamericana.

Exilio de Duarte
Es de dudar que esa alianza se hubiese producido en los mismos términos de estar presente el líder del movimiento Juan Pablo Duarte, pero lo cierto fue que este tras ser duramente perseguido se vio obligado a tomar el camino del exilio en agosto de 1843.

Las debilidades se ampliaron para los jóvenes liberales, pese a que contaban con el favor de la opinión pública, al decir del historiador José Gabriel García, así que esta circunstancia, sumada a la imposibilidad de conseguir armas para el movimiento, favorecieron la preeminencia del sector conservador en los hechos del 27 de febrero.

Un as bajo la manga
Los afrancesados, firmantes del Plan Levasseur, se encontraban muy avanzados en sus negociaciones en pro del protectorado al momento de proclamarse la nueva República Dominicana, por lo que enseguida entraron en escena. Antes de cumplirse dos semanas de aquella fecha, el 9 de marzo se produce la Resolución de la Junta Central Gubernativa que procuraba el protectorado francés a cambio de concesiones de la soberanía.

En cambio, los liberales guiados por Duarte, Sánchez y Mella, habían visto crecer el movimiento en pro de una independencia absoluta, no solo de Haití, sino sobre todo de toda potencia extranjera, pues como tal habían jurado hacerlo desde 1838, cuando se forjó el movimiento clandestino de la Trinitaria en la casa de uno de ellos, cuya madre prestó su casa para el dicho acto político subversivo.

Ellos proclamaron entonces una República Dominicana bajo el lema sacrosanto de Dios, Patria y Libertad. Estos jóvenes, quienes venían cosechando voluntades fruto de su trabajo realizado durante al menos seis años de propaganda continua, procuraban pues una República Dominicana totalmente Libre, Independiente y Soberana; y no como paso intermedio para someterse a una potencia cualquiera, como Francia, España, Inglaterra o Estados Unidos de América, menguando o suprimiendo su independencia.

Los liberales actuaron desde la sociedad y resistieron a los conservadores, que finalmente consiguieron la Anexión a España en 1861; pero la victoria popular en la guerra restauradora devolvió la soberanía a la República Dominicana en 1863.

Dos visiones
Retengámoslo: Dos expresiones que fácilmente podrían tomarse como intercambiables, pero que denotan dos visiones contradictorias que apuntaron a dos realizaciones distintas del proyecto de la nación dominicana.

Las manos

— De un veterano
Vetilio Alfau Durán, autor de una extendida labor historiográfica, sacó a la luz el origen del contenido del Acta de Independencia. Demostró que había sido redactada por Tomás Bobadilla, un experimentado hombre público.

*Por RAYMUNDO GONZÁLEZ

Historiador, investigador y asesor histórico del AGN



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