Me encanta ver los progresos de la Comisión Multisectorial Marca País y del concurso para escoger un logo.

Necesitamos con urgencia aprender a amar y defender las muchas virtudes de la dominicanidad.

La abominación por nuestra cultura de muchos ciudadanos es espeluznante; ¡cuánta oikofobia! Celebramos jugar magnífico béisbol, bailar merengue, majar mangú, pero ignoramos grandes valores.

Por ejemplo, nos tildan de racistas anti-haitianos, pero tenemos la mayor población de haitianos fuera de Haití y siguen llegando, la mayoría ilegalmente. Somos una potencia turística regional, por nuestra proverbial hospitalidad.

¿Qué pueblo mulato dependiente del turismo puede ser racista? Es una grosera falacia. Ante cualquier desgracia decimos “eso sólo pasa aquí”. Pero muchos visitantes admiran nuestro progreso y la relativa seguridad (¡aunque parezca increíble!).

Fluyen las inversiones foráneas pese a deficiencias judiciales. Padecemos contrastes y deficiencias, pero también excelencias ninguneadas. Sanear la autoestima nacional es imprescindible para que progresemos y crezcamos más. Sólo asumiéndonos como buenos podemos combatir la maldad, la corrupción e impunidad. Resaltar nuestras virtudes, como trabajadores y honestos, será buen negocio.