Algunos padres tienen la creencia de que no es necesario gastar tiempo y dinero en la dentición decidua (de leche) en los niños, ya que estos serán reemplazados a partir de una temprana edad por dientes permanentes que son los que estarán presentes en la boca por el resto de la vida.
Todas las partes del cuerpo humano son funcionales, si los dientes deciduos no fueran importantes simplemente no estuvieran allí.
Los niños necesitan sus dientes de leche para poder masticar y deglutir bien los alimentos, para pronunciar las palabras, hablar bien, mantener la estética, y sobre todo mantener el espacio disponible para cuando los dientes permanentes comiencen su proceso de erupción.
Al momento que un niño pierde un diente antes de tiempo, los dientes vecinos a la zona vacía migran en busca del contacto con otro diente y se pierde el espacio donde debería erupcionar el diente sucesor, trayendo como consecuencia malposiciones dentales.
Esto último solo ocurre en dientes posteriores, en los dientes anteriores el espacio no se pierde, pero compromete bastante la estética. Hasta que el niño no cumpla la edad suficiente para el permanente erupcionar, siendo la edad promedio a partir de los 7 años, durará mucho tiempo con el espacio vacío.
Los niños deben cepillarse sus dientes por lo menos dos veces al día y es recomendable que el cepillado nocturno sea supervisado por uno de los padres, ya que las caries en los dientes de leche avanzan con mayor rapidez debido a que el esmalte es más delgado que el de los permanentes.
Es importante que los padres les expliquen a sus hijos la importancia de mantener una correcta higiene oral, y les enseñen paso a paso la rutina y la técnica de cepillado que usarán.
Llevar los niños periódicamente al odontólogo les crea un hábito de valoración a su salud bucal y también les ayuda a perder el miedo al dentista desde muy temprana edad.
Lamentablemente en nuestro país hace falta un poco más de cultura odontológica, principalmente en el aspecto de prevención de las enfermedades bucales en niños y adultos.
La mayoría de los pacientes acuden al consultorio o centro odontológico cuando ya existe el problema, sin tener en cuenta que prevenir es mucho más económico y rápido que curar.
Con solo visitar el odontólogo entre dos y tres veces por año, solo para una consulta y una limpieza dental es suficiente para prevenir o en su defecto detectar a la mayor brevedad posible cualquier problema bucodental, tanto en usted como en sus hijos.
Dios le bendiga abundantemente.