Iglesia condena deshonestidad en quienes gobiernan

Iglesia católica condena que deshonestidad empiece por quienes gobiernan

Iglesia católica condena que deshonestidad empiece por quienes gobiernan

El Padre Luis Rodríguez Simé, Vicario Adjunto de Pastoral criticó que desde las autoridades exista deshonestidad.

Santo Domingo.- Este Viernes Santo al leer la cuarta palabra de las siete que pronunció Jesucristo durante su crucifixión,  «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?” MT 27:46.  el Padre Luis Rodríguez Simé, Vicario Adjunto de Pastoral criticó que desde las autoridades exista deshonestidad.

Al pronunciar su discurso en base a esta frase el Padre relacionó la exclamación del Mesías, con las calamidades que vive la sociedad dominicana, como son la violencia, la injusticia y  la deshonestidad incluso en quienes dirigen la nación.

“Se podría pensar que en la hora nona, Jesús se sintió abandonado por Dios, que Jesús dudara del amor que el Padre sentía por él… allí en lo alto de cruz Cristo había perdido la confianza y atisbo de esperanza, pero no, Cristo no pronunció el  «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?» como un grito de desolación, de sentimiento de abandono o como expresión de desvalimiento humano y espiritual. Esas palabras fueron un auténtico canto de confianza y esperanza en Dios”, expresó.

«¿Cuántos de nosotros en nuestra República Dominicana no hemos pronunciado esta frase o alguna otra similar? ¿Cuántos de nosotros no hemos roto nuestra relación íntima con el Padre al manifestar así nuestra desolación? ¿Cuántos de nosotros ponemos en tela de juicio nuestra fe y nuestra confianza en Dios? pronunciar con otros sentido las mismas palabras de Jesús», cuestionó.

Al referirse a los flagelos que aquejan a la sociedad dominicana, el obispo responsabilizó de forma enfática a los líderes políticos. 

«Hoy quiero unirme a tantos en el República Dominicana que lanzan el mismo grito de angustia de Jesús en la cruz, «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?», porque vivimos en una sociedad deshonesta donde los valores del reino no son el modelo para la gran mayoría de nuestra sociedad dominicana, empezando por quienes nos dirigen y nos gobiernan, y dirigen los destinos de nuestra nación».

«Igual de mortal es el grito de aquellos que ven las prácticas alejadas de la justicia, cuando no honramos con la verdad de la realidad nuestro compromiso y obligaciones, cuando la propia conciencia ha cedido su dominio a la opinión ajena y a tercero, hoy es fácil es más fácil comunicarnos desde los antivalores que desde los valores del reino», añadió.

Asimismo, criticó a que actualmente la sociedad se comuniqué mediante el lenguaje de los antivalores, en el que es  mejor visto ser ladrón, injusto y deshonesto.

«Parece ser que ese es el lenguaje que se entiende con mejor facilidad, parece que se entiende mejor con los demás cuando soy injusto, cuando soy deshonesto,  siendo ladrón que siendo una persona honrada, siendo delincuente que siendo serio, pero es bueno saber que para el justo la verdad nunca está encadenada muchos menos crucificada, ella es libre y el que es de la verdad vive en la libertad», reprochó.

Por lo que invitó a la sociedad a acercarse mas a Jesús para tener un mejor mundo, puesto que aseguró que se ha alejado de él y por eso siente abandonada y al abandonar a Dios se ha forjado un ambiente injusto deshonesto donde no se respeta a la otra persona.

“Hoy, en este Viernes Santo, quiero con Jesús, lanzar mi grito al cielo: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?», cuando en las calles de República Dominicana tenemos que andar con miedo hasta de quienes están uniformados, cuando muchos en República Dominicana solo quieren ganarse la vida fácil, desde la extorsión, el narcotráfico, cuando muchos son condenados injustamente, y los que merecen condenas, parece que son extraños a la ley”, lamentó el obispo.

A su vez, indicó que la violencia en el país es una realidad que deshonestamente empieza por las autoridades, pero que la desconocen y no se quieren hacer responsables.

Dijo que la muerte y el luto siguen desfigurando el rostro de las familias dominicanas. Cuando las mujeres lloran a sus condenamos, a  las víctimas de todo tipo de violencia, “pues hasta en el seno familiar aparecen depredadores y criminales, cuyas víctimas son sus propia gentes, su propia sangre, su propia pareja”.

 

 



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